Oyes desde tu anhelo...

Oyes desde tu anhelo
los recuerdos, y las horas, de las noches
espantosas que pasaste alrededor de un círculo
de cristal que luchaba por romperse.
Y tu historia; y tu melancolía; y tu beso te llevaron
al apocope de las fantasías resguardadas sin paciencia.
Y te espere más veces de las que el sueño
puede atestiguar. Porque no fuiste mía…
tuyo es mi falso nombre. Me alegro de la bondad.
La bondad que cierra tus labios al amanecer porque se van del cántaro
del rio las pesadillas que trajeron tus días de otrora, tu juego iracundo,
tu sueño boreal, y un espejo que rompe los recuerdos del día sin luz.

Con la infinita esperanza que aguarda la espada de la muerte: te espero.