C O N F E S I Ó N

FelixCantu

 

 

¡Por Dios…!
Decidme Padrecito:

 

¿Por qué tan lejos he de viajar,
Para tener a mi Señor cerca de mí,
Que en la distancia mucho lo siento,
Pero en las cercanías no lo encuentro?

 

Ya no percibo un día con su noche,
Sin encontrar que Él me haya tocado.
Siendo caballero, villano o malandrín,
Lo veo como quiero, sin artilugios ni postín.

 

Y no es cuestión baladí, saber quién ES.
Sabed pues que noche a noche me tiene,
Y durante el día, sin dejar todo trajín,
Y de justo caballero o necio malandrín.

 

Y sin más que mi gran deseo,
Noche a noche en mis rezos lo espero,
Pues mío ya es, como Suyo ya soy...
Que en todo esto consiste mi jubileo.

 

Y luego yo digo al Padre:

 

“Sabed mi amado Señor,
Que dejasteis de ser un verso,
Ya desde hace un buen tiempo,
En este pobre corazón perverso...

 

Has pasado a ser el propio verbo,
Sin el cual, mis diarias labores
Volcadas en tareas interminables,
Que mis noches, negras noches son,
Y no puedo teneros sólo por momentos...

 

Que la razón rompe a mi corazón,
Que mis mañanas tienen mala sazón,
Que el trino del ave dejó de ser canción,
Así es pues, sólo porque no estáis Vos.

 

Permiso pido, Padre, para quedarme,
En Ti guardarme, y en Ti protegerme,
Amaros hasta tanto cuanto Vos digáis.
Como simple mortal, otra cosa no deseo,
Como caballero, protegeros del mundo entero,
Pero primero de mí mismo,
Que he sido tan rastrero.

 

Y no os burléis, Señor mío os lo ruego,
Que por mis culpas mi nivel he bajado,
Que de caballero, a escudero,
De penco en montura, a borrico montero,
Que de gallo cantador, a gavilán pollero...

 

Eso no es más que poca humillación,
Mas lo que por siempre he cuidado:
Mi alma, que a nadie había yo dado,
Vos a voluntad ya la habéis tomado.

 

En cruentas batallas a limpia espada,
Como a un enano con pena y retortijón,
Cuya carga, los gnomos se han llevado,
De tal forma a mi alma he perdido.

 

Con cabeza gacha, cuerpo maltrecho,
Por la zumba que me habéis trajinado.
Bien dicen que la mula se hace al molde,
Así la mía, con otra zurra que me dierais
Quizá la siguiente batalla la habré ganado.

 

Sin Vos, mis días no serían completos,
Pues las zurras moldean mi carruaje
Y este carruaje no es más que para Vos,
No camina sin ser pisado por tan nobles pies
Y por vuestras hermosas manos manejado.

 

Sea pues que me tengáis Vos embrujado,
Que embrujo tal cuál de tan hermosa Beldad
Encantador ninguno pudiera desbaratar,
Y que no desbaratase demonio tan osado,
Que ensoñación como a mi corazón embarga
Ya lo quisiera todo prójimo enamorado..."

 

 

FÉLIX CANTÚ ORTIZ

MÉXICO

 

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios5

  • ocsirnaf

    Sin lugar a dudas toda una oración que te acerca en tu confesión a lo divino, pues divino es poder ser, parte de otro ser, que a su vez aún es mas divino.

    Te mando un abrazo amigo Felix.

    • FelixCantu

      MUY GRATO COMENTARIO, AMIGO... ABRAZOS

    • mariarl

      muy bueno me encanto

    • Humberto Peralta

      MUY BUENA TU CONFESION, POETA.

    • nellycastell










      De un alma como la tuya cualquiera confesión es siempre pura. Te abrazo amigo del alma. Muy buenas letras que nos compartes Felito.




    • santos castro checa

      ¡caramba, Felix, muy buena declaración a lo quijote, coincido con el álveo! Felicitaciones poetazo.
      Hace tiempo, amigo, ¡saludos del alma!



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.