Necrofilia

rep

Una pesadilla convertida en realidad remota en la penumbra.

Una fría cólera atrapada en un mar de miserias,

todas ancladas al triste sinsabor de su partida,

Ll cual hoy lloro con desasosiego en la mitad de la niebla.

Con el pasar de los minutos la sala me ahoga,

el denso humo de la muerte penetra los rincones

y amenaza con apuñalar los pulmones, los corazones, la vida.

Miro a cada esquina y a la puerta esperando las personas,

pero sólo encuentro la soledad que brinda los osarios a media noche,

y me duele, porque ni el cuerpo ni sus amistades en luto han llegado.

Me encuentro solo, distante, aparte, sólo recordando…

cuestionándome el porqué del frío, el porqué del hielo.

De repente a lo lejos cuatro hombres mal vestidos la cargan,

no tienen rostro, sólo boca y en cada boca un cigarro.

La traen, la persiguen, cargan su ataúd inerte, exánime, marchito… muerto.

Pido a gritos que lo abran, ellos me apartan,

desesperado miro de un lado y sólo logro divisar a los fantasmas,

a la sombra negra de la muerte que se burla en mi cara y me escupe sangre podrida.

El fin de la gran historia, en el silencio sepulcral de su partida.

Frenético, desesperado por la tensión,

me acerco vagamente al féretro, donde se supone yace su cuerpo tieso,

congelado, lleno de muerte y desolación, con la cara pálida y la cal debajo suyo,

el vestido de nupcias y la sombra negra que solían adornan sus párpados.

Esta vez no  me apartaron, sólo reían y fumaban, se ríen de mí.

Con sus bocas, enseñando los caninos, sin nariz ni ojos, sólo carne.

Logro levantar la ventanilla del cajón para divisar su carne recién embalsamada,

quedé estupefacto, desconcertado por el acontecimiento,

mis pupilas hechas cristales rotos, el pulso desaparecido,

los olores apartados y el humo del cigarrillo detenido en el tiempo.

Lo que encontré logró llenarme de terrores surrealistas jamás vividos:

huesos, sólo calavera enseñando sus dientes,

sentí por un momento que ella también se burlaba de mí.

Grité, grité muy fuerte, ayuda, explicaciones, ¿Dónde está Color?

¿Dónde demonios la habéis metido?, desesperado, sin respuesta.

Cuando, uno de los hombres se acerca y me dice que no me impresione,

que ella lleva muerta mucho tiempo, levanté la mirada al demonio,

traté de buscar la suya pero sólo encontré un desierto de carne sobre su cara.

Ella muerta desde hace años, desde el lecho de praderas,

hasta la cama y la regadera; desde la sala hasta mesa.

Comprendí que yo apuñalé su corazón desde que cometí traición,

que aunque logré su perdón, el cambio no se efectuó jamás.

Maté todo su ser, destruí todo su interior,

sin el corazón bueno no se vive, y ella no fue la excepción.

Se descompuso a mi lado, en mi casa, en mi alcoba. En mi sombra.  

A lo largo de toda nuestra trágica historia.

  • Autor: Matsuo Blaine (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de marzo de 2015 a las 15:34
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 141
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Comentarios1

  • gusmarit

    Dios, no tengo palabras... sólo espero se trate de ficción. Desde acá mi amor y respeto para ti.

    • rep

      Agradezco con sublime alegría tus afectos, gran poetisa.



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