Laralalala

Atrea

En su día fui tormenta y me comí el mundo. Luego llegó el desastre de mi paso y Jack me ofreció una copa de vino y, entre la gente ocultando mis curvas de mujer me confesaba ser su debilidad. Una cualquiera que se mece como el viento cargado de granizo. Tenía suerte de no tener cabeza y se me olvidaba el rastro de mi huella.
Jugando en una habitación de hotel, con pinta-labios escribía en el espejo “laralalala laralalala” me regañó y me pintó los labios. Me dijo que las niñas malas no juegan a ser buenas. Que lo empezara a querer, en esa misma cama, como lo quise un día atrás. Y sin saberlo ya había pasado por él, no conocía ni su nombre. Luego otra vez lo bailado. Me apartó el pelo de la cara y me rozó la piel. El vibrar borracho de las caderas y cuatro labios perdidos en cada sexo. Envueltos en una tormenta de miradas con un te quiero de papel ridiculizados por hormonas empapadas de impaciencia. Y luego vino el vendaval, nos levantó la piel y nos cambió la vida.
Sentados en el suelo, frente a frente, hablábamos de los dos en prosa. Me miró a los ojos, el calor empañó su risa para no verse en mis ojos ni ser en mis labios y me tarareó “laralalala laralalala”.

  • Autor: Atrea (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de enero de 2015 a las 10:42
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 34
  • Usuario favorito de este poema: kavanarudén.
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Comentarios2

  • boris gold

    Muy bueno, me encantó.
    Un abrazo

  • kavanarudén

    Exquisito, delicioso, profundo y sincero.
    Una sentida expresión de tu alma.
    Un gusto,leerte amiga.
    Recibe un fuerte abrazo

    Kavi



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