Un día como un árbol

Oscar Perez

Un día como un árbol

 

Un día más, un año más, una semilla

que caerá o no caerá en la tierra fértil,

así pasan las cosas de este mundo,

sin que nadie las sepa, las prediga o las celebre.

Ayer un ataúd se llevó una rosa,

hoy en ese río va un pañuelo negro,

mañana nadie sabe si habrá huelgas o despidos,

pasado mañana, la verdad, es que ni el viento,

por cierto también nacen nomeolvides

y esquirlas de aquel vaso que ha caído,

brillantes como perlas, frías, húmedas,

tal vez como la sangre del que bebió y dejó de hacerlo,

también nacen ciudades, sembrados, arquerías,

un tiro al blanco con el mundo entre los ojos,

y niños, crías nuevas que han de poblar las calles

en medio de este exacto y tan imprevisible cielo.

Un día es como un árbol, sus raíces

guardaron el ayer de nuestra tierra y nuestro fuego,

su tronco es un presente articulado

que sostiene un porvenir de hojas y nidos.

Acaso hay ráfagas de viento, mil tormentas,

mil noches en la lluvia o en la nieve,

una ardilla que escarba con sus dientes la corteza,

un cuchillo que graba dos nombres en la noche,

algún ahorcado cuyo cuerpo se hará humus o semilla.

El fruto está en la hora en que te besas,

en que formas la silla en tus talleres

o el pan o la camisa del más rico,

la flor es la ilusión de aquello eterno,

el amor que se marchó, la vida juntos,

la historia con sus vuelcos y bandidos,

algo, en fin, que marchito ha de quedarse,

guardado o no en aquel libro viejo de tus sueños.

Se hará viejo aquel árbol, se hará leña,

saldrán de sus entrañas mesas o mil libros,

alimentará ciudades, guerreros, roedores,

alcanzará para que aniden las alondras, para

que en sus ramajes una vieja araña negra

teja su red y cuente historias a sus nietos,

será copa del rocío, sombra augusta,

madera en que forjar las nuevas cruces,

bastón de tu vejez, cuna del hijo

o simple explicación de la belleza de este mundo.

Un día es ese árbol, tú decides

si lo riegas o lo talas o lo llevas a volar a tu horizonte.

Es sábado y podría ser agosto,

es hora y bien podría ser un lago,

levántate a vivir, toma tu casa y ordénala,

que todos aquí vienen, es tiempo de abrazarlos,

los gallos cantan y ya huele a pan caliente

la harina que ayer tarde cultivaste en pleno vuelo.

A la sombra del árbol te han llamado,

recuerda sonreír, que ya las hojas

se alegran de bailar cuando descansas o trabajas a su alero.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

10 01 15

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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Muy bello tu versar amigo Óscar...
    Un placer haber pasado y leido tus letras..
    Saludos de amistad de Críspulo...
    El Hombre de la Rosa...



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