No quiero que perdamos el planeta

No quiero que perdamos el planeta

 

No quiero que perdamos el planeta.

Soy uno más de tantos que lo habitan,

me gusta su color, su luz, su gracia

y entiendo de lo mal que lo hemos hecho.

Pido perdón por daños y prejuicios,

pido perdón por explotar a mis hermanos,

por tanto criminal entre los pueblos,

por la devastación de nuestras selvas,

por tanta polución de las ciudades

y tantos mares, amenazados por la muerte.

No quiero que dejemos esta esfera,

merece nuestro honor y mi respeto,

merece que rehagamos nuestro pacto

de en todo amar cada ser vivo y cada piedra,

qué bello es el coral, bellos los montes,

qué diáfana la luz entre los bosques,

si hay un depredador somos nosotros,

si hay alguien que nos juzgue somos nosotros mismos.

Que la tierra, mientras pueda, será fértil,

nos seguirá dando frutos y semillas

y flores para el traje de la amada

y árboles con leña para el más helado invierno.

Que las aguas, mientras puedan, serán puras,

recorrerán los surcos que sembremos,

nos lavarán las manos y la cara

y el alma con su riego permanente

y el sueño con su río de utopías.

Que el hombre, mientras vive, debe honrarlas,

estábamos de paso o ya instalados,

no sé cómo vinimos, pero estamos,

aquí nos conocimos y quisimos,

aquí hicimos la guerra innecesaria,

aquí nacieron nuestros hijos y sus hijos

y esto lo que vamos a heredarles cundo crezcan.

No quiero que matemos el planeta,

no es justo desecharlo si nos ama,

nos justo en un cohete hacernos humo

y, bajo la alfombra del espacio eterno,

simplemente sepultar una vez más nuestras miserias.

Quiero quedarme aquí a ver la aurora,

a limpiar, a cuidar cada metro de esta tierra,

hay tanto para dar, hay tanto que ya ha dado

que no es justo despreciar nuestro lugar en su armonía.

A ti, que no te fijas, que no entiendes

que no es un basural por donde pasas,

que desde tu sillón sólo priorizas

ganancias que al final de nada sirven,

que ordenas la explosión, la tala, la captura,

que inundas de desechos todo el mundo,

a ti, que, con poder e inteligencia,

sólo has sabido retraer nuestro progreso,

te exijo que liberes tu avaricia,

que cambies por la paz tantos cañones,

por alimentos tu ambición, por aire puro

tus ganas de fumarte la existencia.

Y a ti, que cada día haces lo mismo,

sin títulos quizás, desde tu propia casa,

camino a trabajar, en esa escuela, en mil talleres,

en cada calle que recorres y en que habitas,

también te pido ayuda en esta causa,

el hombre es el saber que salva al hombre,

no dejes que lo olvide tu desidia,

nos ha costado tanto alzar los brazos,

fundar ciudades, crear libros y mesas,

nos ha costado tanto aprender cien mil idiomas

y amar y amar y amar, pese al desvelo,

andar errante y solo por la tierra

hasta instalar al fin nuestra esperanza en cualquier sitio.

No quiero que el planeta nos olvide,

que se haga cargo de nosotros, ultimándonos

con óxido, con sal, con venenoso oxígeno,

con algo tan sencillo como el agua,

que no nos quite la sed envenenándonos,

que no lave nuestros rostros para quemarnos con su incendio.

Es grave situación, no merecemos lo que pasa,

pero somos responsables cada día del desastre.

No quiero que de uno a otro nos perdamos,

que olvidemos nuestra fe, nuestra esperanza,

que dudemos del valor de nuestros gestos

ni de la gran grandeza de nuestras lealtades.

Vivamos por amor, curemos todo,

la herida del hambriento y del eriazo,

la sarna de los niños y la desertificada piel del mapa,

alcemos el honor de nuestra especie,

alcemos la belleza de este mundo,

luchemos por ser todos un destino,

no quiero que perdamos el planeta.

 

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