Lady of Shalott

Sandro Tovar



La imagen que se desprende del corazón cuando se esta enamorado, seria una aureola de colores similar a las canastillas que vemos en las ferias cuando salen girando, pitando y escupiendo lumbre hacia las alturas en un día de fiesta.

El amor que emana de unos ojos extraños que nos miran de frente, nos deslumbra y sentimos que la vida reinicia en desenfrenado auge de emociones, así comienza el amor, el amor a primera vista, que siempre existe, aunque a veces lo dejemos pasar dado el ánimo en el que nos encontramos en ese momento. En un momento en el que se va y se esconde por largos periodos de tiempo. Luego jugamos a encontrarlo. Eterno jugar entre amor y humanos.

El amor en lo cotidiano despierta diversos sentimientos a terceros, hay quien siente envidia, alegría o tristeza. Pero hay amores de pena, amores de silencio, amores de muerte, como el amor de la dama del Shalott.

En la edad media existió esta leyenda narrada en un extenso poema por Alfred Tennyson. El poema cuenta que en la isla llamada Shalott, vivía en una torre, la dama Elena que era presa de una maldición. Ella no podía mirar hacia Camelot, pero lo podía hacer a través de un espejo, en su espejo se reflejaban los acontecimientos del mundo, entretanto tejía una tela donde narraba a través de bordados las aventuras de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo, Elena un día vio a Lancelot y se enamoro perdidamente de el, Lancelot no la conocía, por que solo se sabia de ella a través de los campesinos que oían los cantos de Elena y la referían como un hada, un día que Lancelot paso cerca de la isla Elena lo oyó y quiso verlo, mirarlo desde la ventana, pero en ese momento la maldición se hizo presente y Elena supo que tenia que morir, fue entonces cuando bajo al río, y se dejo ir por este hasta llegar a Camelot, en la barca que la conducía llevaba consigo la tela que había bordado, así la encontraron los campesinos, que admirados llamaron la atención de los pobladores, fue cuando Lancelot se acerco y murmuro, que era la mujer mas hermosa que jamás había visto. Así murió Elena, la dama del Shalott. Murió por amor, John William Waterhouse la pinto en tres de los cuadros que existen acerca del poema, a mi me llama mucho la atención la delicada línea que hay entre la tragedia y lo cotidiano, Elena no habría muerto de no ser por que se asomo a la ventana, su amor por Lancelot la mato, ¿valdría la pena? Lancelot al final solo dijo esas bellas palabras, el no sabia nada, Elena era hermosa, sin duda Lancelot se habría enamorado de ella. Es una historia de amor trágico, como hay muchas, Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, Sandro Tovar y Madame coeur, etc. leyendas que inspiran, nos hacen recordar algo o alguien. Leyendas donde el amor es el instrumento para poder sentirse vivo.

Hace algún tiempo parado en una ventana, miraba caer la lluvia, hecho insignificante de no ser por que esa ventana daba a una barranca y el fondo era tan lejano que las gotas de agua las podías seguir con tu mirada, eran gotas gordas, lentas y bellas, llovía con magia, la magia que encerraba ese momento se creaba desde mi mente y mis oídos lo identifican cada que escucho la melodiosa voz de Lorena McKennitt al relatar el poema de Tennyson, Lady of Shalott, ese día, la lluvia y Lorena me enseñaron el sentimiento puro de la poesía. En la melodía esta cantado el poema de Elena, su vida trágica, Lorena nos conduce con magia, nos seduce, imaginamos los hechos, y finalmente creo que si, si vale la pena morir por amor a alguien, o algo, dar la vida por el ser amado, mas a mi me parece que también debemos luchar, salir y vencer, aunque al final todo se pierda y muramos.

El ser humano es un animal romántico, su naturaleza lo erige como creador de estética, y el amor le sigue los pasos, el amor nos hace ver lo bello de las cosas, nos embarga de alegría sabernos amados, y en un instante que dura el roce de una mano, transmitimos una vida, una regla de conocimiento genético al que a veces confundimos con amor. Porque el amor es diferente, el amor no pide, el amor es un sentimiento puro de inagotable belleza, un sentimiento noble hacia el mundo y sus criaturas, y al amar nos amamos a nosotros, aprendemos a cuidar lo que vemos, disfrutamos cada objeto del entorno, el amor es un fluir de sensaciones por la vida, por una sonrisa, o por el recuerdo de aquellas Elenas, una que está en vida y la que murió por amor,

Viva el amor verdadero, y vivan los amantes de las cosas bellas.

Gracias por leer.

Su amigo §andro • †ovar

  • Autor: Sandro Tovar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de diciembre de 2014 a las 23:15
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 134
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Muy emotiva tu hermosa prosa literaria de amor amigo Sandro Tovar...
    Un placer pasar por tu bello portal...
    Un abrazo de amistad...
    El Hombre de la Rosa...



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