Alma de pájaros

Oscar Perez

Alma de pájaros

 

Ladrones, por el trino los conozco,

los pájaros del bosque nos atacan,

rodean la ciudad con sus corceles,

se roban las manzanas de la mesa,

pretenden que las torres sean nidos

y que nosotros plumas de sus vuelos,

persiguen la humedad de tus cabellos

para beber rocío de los sueños que aún te quedan,

picotean tus pies como a semillas

tan sólo por jugar, que ya de sol vienen ahítos,

nos hacen comprender que estamos solos

en esta jaula gris con novedosos edificios,

en este ni mirar hacia el azul de cada tarde

tan sólo por no ver cómo perdemos la esperanza,

en este ir arrastrando las memorias

por miedo a no fundar la libertad en todo espacio.

Los pájaros asoman por la aurora,

con vuelos color mar, color amor, color cerezas,

con alas de bondad, llenas de rumbos misteriosos,

de giros en la luz, de detenida espera implume,

nos vienen a buscar porque bien saben que caímos,

que hermanos suyos fuimos en un prístino pasado,

cuando era todo azul y sólo láminas del cielo

poblaban la verdad de la existencia y los abismos.

Éramos nosotros cual esferas luminosas,

un breve corazón de mil latidos por segundo,

una capa de plumas sobre el alma y los ensueños

y un pequeño gorjear con que llamar a los hermanos.

Unos semejan maestros sin pizarra,

otros banqueros de briznas de la hierba,

alguno es un tahúr de polen negro

y el otro un mercader de los carozos de la fruta,

unos son duendes en las faldas de una abuela,

meseros en el bar de las nostalgias desangradas,

cajeros en un banco de semillas invisibles,

autores de un atroz himno a las aguas estancadas.

Unos son fúnebres, pues cumplen sólo horarios,

despachan etiquetas, venden muebles,

ofician misas por difuntos que no han muerto,

operan la esperanza de quien ni siquiera la ha encontrado

y venden, siempre venden la humedad del sentimiento.

Las jaulas más comunes los agrupan,

los trinos de la guerra, los huevos de la muerte,

también, también olvidan de andar tanto,

de no alzarse en el vuelo como siempre,

olvidan la pasión del viento verde

que acuchillaron con sus picos en piruetas increíbles.

Y aún así descienden, aletean, cantan,

arrasan con la siembra de los trigos,

con las copas henchidas del recuerdo,

con las moscas y arañas de toda la tristeza,

aún así repiten con furia milenaria

su pequeña altivez, su orgullo digno,

enseñando en el aire su grandeza,

su triunfo de monarcas del espacio,

su juego de infantil sabiduría,

su llamado a la paz del que ya es libre

su llamado al amor del que ya en paz libera a otros.

Y atacan la ciudad con sus violines,

derraman su alegría en cada plaza,

gorjean en iglesias, en palacios,

en los pequeños corredores de los pobres,

junto al atleta, a la florista, al estudiante,

nos dicen ven, vayamos, como entonces, cuando niños,

recobra, tú que tienes viejas alas en el alma,

la justa condición de aéreo y aliviado,

levántate en un vuelo que no termine nunca,

te espero, yo te robo la tierra que ahora pisas,

yo te quito la ciudad para que no tropieces con sus torres,

vayamos a volar definitivamente libres,

volvamos a nacer, ahora emplumados de lo eterno.

Ladrones, aquí voy, en mi azotea les respondo,

extiendo brazos, contemplo el horizonte,

nos veo tan pequeños desde arriba,

que les creo, que entiendo lo que cantan

y entonces voy contigo, llamo, canto,

agito mis alas en un vuelo en que yo invito

a todos los caídos, a todos los que sueñan,

vayámonos sin más con estos frágiles tahúres,

pájaros, pájaros, pájaros,

yo les entrego el corazón y ellos, alegres,

me dan un cielo azul y sin medida para el vuelo.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

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  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de diciembre de 2014 a las 08:44
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 44
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Comentarios1

  • Cuervo4141

    Bella prosa comparte. Saludos poeta

    • Oscar Perez

      Saludos cordiales, cuervo, gracias, un abrazo.-



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