Dos peregrinos

Oscar Perez

Dos peregrinos

 

Déjame por ahí el apocalipsis,

junto a las llaves, puede ser que quiera irme,

junto al balde, puede ser que después deba trapear el piso de esta sala,

junto al roble, un árbol ya planté, más no recuerdo sus semillas,

junto al muerto, es mi padre y le gustaban los ocasos,

junto al amor, es necesario al fin limpiar el trigo.

Déjame por ahí tus mandamientos,

te amé y te amé, pero no pude obedecerlos,

quise ser yo, pero ser yo era muy distinto

y, antes de ser un mal ejemplo ante tus ojos,

quise ser tú, pero ya ves, me han expulsado del parnaso.

Déjame por ahí tu crucifijo,

no creas que no lloro al ver tu muerte,

tanto tentar a que encontrara al fin el rumbo,

tanto blandir diluvios, zarzas, leyes, para

que al fin en la silueta del sepulcro

esas mujeres con su ungüento te aliviaran,

para que al fin nunca olvidemos qué es amarte,

aunque dudemos cada vez de qué es amarnos

y amar al prójimo y al enemigo y al que aún ni nace en este mundo.

Déjame por ahí tus tentaciones,

nacer no fue electivo, pero si estoy en estas calles

y te busco, puedo también querer saber de tus extremos,

de ese caviar que no disfrutan los humildes,

de ese dolor del que no hay acuse de recibo

entre los dignatarios de tu gloria y de tu fiesta,

de ese placer cuando dos cuerpos ven estrellas

y a veces sus almas ven las mismas estrellas en sus cuerpos,

déjame, que esa mujer viene conmigo

y el niño y el anciano con sus cuentos,

y el hombre que amasó en el viejo lodo de sus huesos

su forma y su ejemplar del infinito y de lo eterno.

Déjame por ahí tu petitorio,

tengo tantos asuntos a mi cargo,

que flores, que libretos, que albedríos,

que suelo confundir mi fe con mi escopeta,

mi luz con el arroz, mi arroz

con las estrellas que repartes cada noche,

y a veces, como ves, mi propio sitio

con el del propietario de mis sueños y mi almohada.

Déjame un beso por ahí, que sabré retribuirlo

con mi mejor sonrisa si amanece,

con mi mejor bondad si sigo vivo

y con mi siempre fiel consideración para tus actos,

y eso que de los míos, bien lo sabes,

no tengo más que dudas, más que augurios

y más que esta ocasión de apacentarlos con mi pluma.

Déjame por ahí la tinta,

que negra o roja, verde o transparente,

me queda que escribir un evangelio,

una epístola, una ley, una promesa

o unas simple cuatro letras en la tabla de mis cruces,

debo partir, llevarla donde vaya

y espero que me esperes como siempre,

si tardo no te aflijas, soy cobarde,

soy disperso, me distraigo en la alegría,

desde aquel jardín perdido yo la busco,

no sé dónde la dejé, si tú la has visto

me la guardas, me la traes, yo te llevo

mi vieja soledad y conversamos.

Debo salir, voy hacia un monte, buenos días,

y déjame por ahí, que el resto del camino

lo debo hacer yo solo, nos hablamos, un abrazo.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

07 12 14

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Comentarios2

  • Trovador de Sueños ...y realidades.

    A la soledad que nos llena el alma... siempre eterna y acompañante infinita del poeta, perfecto poema dibujaste, apreciado amigo. Un enorme gusto leer de tu estro y pluma.

    Saludos cordiales, feliz inicio de semana.

    • Oscar Perez

      Trovador, saludos y abrazos cordiales, honrado de tu tiempo y tus palabras.-

    • bambam

      Un gustazo leerte amigo Óscar. Un deleite
      bambam

      • Oscar Perez

        Honor que me haces, amigo mío, saludos.-



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