A lo que somos

Oscar Perez

A lo que somos

 

A las tempestades que bullen por dentro,

al cojo que avanza, al ciego que intenta

vislumbrar los dos lados de ese fuego,

a esos va mi abrazo, va mi territorio,

a esos va la fuerza de tanto que aquí existe

y el débito salvaje de lo que aquí nos falta,

lúcido en decir que este es el gran camino,

mirar paso a paso el sur de cada huella,

plácido en amar hasta en el horizonte

la promesa inscrita en la luz de tus mil ojos.

A los perdidos que ni así se rinden,

torpes y apaleados, viejos y sensibles,

a esos mi confianza de que somos todos

justos responsables de que le mundo cambie,

a esos mi latido en las comunes ruedas

que muelen los sueños y hacen de ellos pulpa.

Y claro, a lo que cambie y en el gran sentido,

con panes para todos, con libros para el alma,

a todo lo libre que espera en la plaza

hasta que logremos fundir las cadenas.

Un fértil abrazo en todas las naciones,

tras cada frontera de piel y de murallas,

tras cada lamento en que tanto nos duele

y que el carnicero no pretende obviarnos.

Y al vicio de vivir, que nos sostiene

pese a las lamentables guerras en que matas,

a los discursos huecos que prometen lo que roban

y llenan de palabras el lugar en que hace falta un fruto,

al vicio, digo, así, de vernos viejos,

vicio porque a ratos en todo nos derrotan,

en todo pareciera que es mejor quemar las naves

y ya no resistir esa hojarasca que te espera,

el mármol de la tumba, el epitafio

con el que ya nacimos ayer en plena madre,

a aquello, digo, pues, va mi locura,

mi cuerda tempestad de comprenderlo todo

y aun así inquirir por las respuestas que nos deben,

por la salida al sol desde este fúnebre misterio

en que teniendo todo nos faltan tantas cosas,

en que con dos alas no alzamos nunca el vuelo.

Al pájaro, al final, al que se eleva desde el huevo

y cruza la neblina con su azul trinar de fuego,

con su aletear de arena, tembloroso, decisivo

e inmarcesible pese a los arduos cazadores,

a ese pájaro le pido, a ese con cara de ilusiones,

de greda, de sedales, de dedos maniatados,

le pido que nos lleve en su volar innecesario,

en su vuelo feroz, fugaz, incandescente,

hacia la vieja luz en que las plumas se nos pierden

y apenas hay un nido al que volver cuando cantamos.

A todo lo que somos le dedico lo que busco,

a todo lo que busco yo le ofrezco lo que somos,

allá el azar si puede resolvernos el problema,

por mientras yo susurro en mi verdad las ruedas verdes

con las que arrastras tu destino y en él, alegremente,

la hora de que juntos despertemos y bailemos.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

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  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de diciembre de 2014 a las 12:51
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 71
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios2

  • El Hombre de la Rosa

    Muy hermosa y grato tu poema amigo Óscar Pérez...
    Un placer pasar por tu portal...
    Saludos de amistad de Críspulo...
    El Hombre de la Rosa...

    • Oscar Perez

      Bien agradecido, saludos, feliz jueves.-

    • Trovador de Sueños ...y realidades.

      Eso somos, de eso estamos hechos, contundente y sentido en toda su dimensión, apreciado amigo. Siempre es un enorme gusto leer de vuestra pluma.

      Saludos cordiales; feliz y grata noche.

      • Oscar Perez

        Yo siempre feliz de hallarme con la gentileza de tus palabras, un abrazo y mis saludos.-



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