Cuando muere la tarde, en el crepúsculo de la noche
Ver el enrojecimiento del flamante sol, apagándose
Dejando sus destellos dorados, en la inmensidad del mar
Reflejos, como espejo, marcados como la vida misma
Sentados en las orillas, contemplamos tal belleza,
¡Tu cercanía junto a la mía, nos envuelven!
En los memorables sueños, de ensueños, que remueven,
Hasta los tuétanos, en la espesura de la noche,
Donde nacen las fantasías, de los amores vividos,
¡De tu entrega, mi entrega!
Tersos, nuestra ternura, diáfano, es nuestro delirio,
Impacientes, en el despertar de nuestra institución,
Insaciables, sedientos, en querer calmar nuestra sed,
Enramada de la enormidad, de este gran océano,
Fueron dando lugar a los sentimientos que se fueron
Forjándonos, como reflejo dorado en el mar.
Hemos vuelto a vivir, en el crepúsculo de la noche,
Hemos vuelto a sentir, al caer la tarde,
Hemos vuelto a ver, como reaparecen las pasiones,
Que sentimos a la orilla del mar.
Testigos, de nuestros deseos, que nos consume,
Unísonos, en la danza majestuosa del mar.
Quedan, nuestros cuerpos posesionados.
¡Cuando muere la tarde!
Iven Marino M.
Comentarios3
Mi querida Iven, que hermosísimo poema, y como escenario ni mas ni menos que la mar, maravilloso, me encanta esa musa tremenda que elejiste para esta bella poesía...no sabes cuanto...
"Hemos vuelto a ver, como reaparecen las pasiones,
Que sentimos a la orilla del mar.
Testigos, de nuestros deseos, que nos consume,
Unísonos, en la danza majestuosa del mar."
Felicitaciones enomes.
Un beso.
Es tan bonito oír recitar un poema por el propio autor.... Los versos cobran vida y se multiplican los sentimientos.
Muy bello amiga mía, muy muy bello.
Petonets,
Libra *M*
Entre el ocaso y el mar dos cuerpos tejen sus fábulas en la piel. En esa playa peculiar que nos ata y convierte en otros, en amantes. Realmente el tiempo del amor además de ser encantador aquí se ha vuelto poesía.
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