Aunque no te pueda ver.

DanielMF

Tantas veces llegué sin mucho rumbo hacia tus ojos, pues me resultaba más fácil perderme si no intentaba inútilmente como tantas veces, encontrarle algún sentido a nuestros encuentros. Te miraba y entendía entonces que realmente el amor era de ciegos, de esos que aprenden a desarrollar sus otros sentidos, a leer en braille sobre sus texturas favoritas –en tus manos he aprendido tanto-, a bailar con las silueta que desprende un alma cuando encuentra su camino de vuelta al beso que pertenece.

Comprendí entonces que era indispensable verte para poder cerrar los ojos. Con los ojos cerrados se puede hacer mucho y a la vez, temer a tanto, y eso es lo más parecido al amor que tenemos en el cuerpo.  Ahora sigues tan lejos, y a mí sólo me queda cerrar los ojos para recordar todas las veces que nos tomábamos la mano para entender que estábamos hechos con más de un sentido, y que podíamos amar, aún despojados de colores y sombras, porque nuestro amor tenía sombras y colores esparcidos por toda la magia de su verbo.

Ahora tengo que abrir los ojos, dejando de lado el amor para poder mirar las fotos, y sentir que el corazón se me corrompe entre sentidos absurdos y arbitrarios, entre la nostalgia de las calles -no he vuelto a casa desde que nos despedimos. Y las calles no son buenas para dormir, siempre están llenas de hambre y olvido-

Hoy volví a escribirte; cada vez que te vas, te busco entre algún texto malhumorado y triste. Siempre he tenido un pésimo gusto para los sentimentalismos que casi te pido que vuelvas por un mero sentido del ridículo, y es que te extraño. Estoy hecho un asco, y tú no estás para burlarte de mí. Te escribo porque ya no tengo otro lugar a dónde ir y allá afuera estoy cansado de que no estés.

Podría decirte que estoy cansando de reinventar los espacios gélidos y propensos que dejas todos los días en mi vida desde que te despediste. Que ha llovido mucho, y la luna ha cambiado de color en la madrugada, y aquí sólo se habla de ti como quien olvida la letra de una canción pero no deja de tararear la melodía. Que ahora cierro todo en mi habitación cada que se suelta un aguacero, pero por dentro sigue lloviendo, como si algo se quedara abierto, esperándote.

Tengo que sonreír despacio ahora que la risa ha dejado de ser un atajo para volver a verte y sólo se volvió una salida de emergencia. Por eso te escribo, para que entre líneas y distancia te encuentres, aquí dónde te busqué sin mucha dicha, pero seguro de que estarías tarde o temprano. Y aunque no te pueda ver, todos los días dedico un momento en que cierro de nuevo los ojos y ésta vez, te echo de menos.

  • Autor: DanielMF (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de octubre de 2014 a las 21:32
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 68
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