UNA CITA CON TU CABELLO - 2- TOCAR EL DIA

RICARDO MARCELO ALVAREZ ALVAREZ LLANOS

UNA CITA CON TU CABELLO

 

 

Una cita a la luz de tu cabellera

hilo donde el amor nos convoca

Aproximados en huecos de estrellas

las azucenas abren pórticos de boca.

Hasta ser un solo cuerpo en el aire

dos labios en majestad convivan.

Que la brisa nos agite cimbreantes

a las ramas del álamo en su sombra,

al cortejo crepuscular la tarde invita

tocando el rumor que la piel incita.

Solo la cresta nocturna es digna

de mirar prosperidad en semblante.

 

 

                          Todos los derechos registrados en Safe Creative y Word Press Poetry

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2- TOCAR EL DÍA

 

TOCAR EL DÍA

 

Tocar el día cotidiano

con el rostro bostezando al espejo,

ver los labios áridos,

la mueca que duerme en el tiempo.

Rasuras los pelos bajando escaleras,

ver pies paseando encorvadas espaldas,

piernas que hieren umbrías dagas

golpeando cera de azulejos,

voces que resumen el silencio.

 

Percibir opacidad de cuerpos informes,

lacerante acíbar de aliento, choques

soñolientos rodando tranco sonámbulo.

Mi boca de sopor temblando

como vías descarriladas de vagones.

Un beso tajante a mi amada

cual sable de urgente estocada.

 

¿Es esta urgencia la vida?

Más cansancio que alegría,

más fatiga de rutina

desgarrando crestas de rojos soles

tras subrepticios nubarrones.

 

Sentir el grito de la piel que descuartiza

la línea inconclusas de la acera,

llevar agonizando el latir

de otra piel en mi piel.

Limpiar mi boca de alcantarilla

que truena con bocinas

retumbando procaces gestos.

 

¿Es esta herencia de nuestros ancestros

o perdimos en el desliz caótico del boceto

el desencuentro de mirar para adentro?

 

Suda otro cuerpo en mi cuerpo y mi mador es ajeno.

 

Qué más da que esta babélica lengua

de ojos ciegos besar el deseo vehemente

con afán sin descanso

hasta pernoctar en sueños plásticos.

 

Forzar esteroles en el fango,

vivir la vida muerta con la palidez

de ruinas drenando.

Pies enterrados hasta el límite del fango,

pirotécnicas vestales desnudas.

Dejé el tacto en la piel que rocé

hace un instante.

 

 

Entre la ruleta que gira

en la opción diaria me inclino

a encerrarme en el cuerpo de m amada.

depositando en su frente

dos besos parados irguiendo sus pestañas.

 

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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Mucho talento poetico amigo Ricardo en tus dos bellos poemas...
    Un placer pasar por tus bellas letras
    Saludos de Críspulo



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