LEGADO

Hermanos…

 

Este es el legado más triste de nuestros padres y abuelos…

Más triste aún que las depresiones y las guerras…

Ahora nosotros hemos aceptado, sin saberlo, la herencia  de la SOLEDAD

¡Somos! la generación de la soledad.

Esa soledad que nos inunda y se estremece al invadir el espacio vacío de nuestros hogares, sin más compañía que la propia conciencia y la lluvia de pensamientos sin sentido.

 

Caminamos ciegos por una calle vacía, esperando llegar a nuestros hogares y encontrar un pan caliente sobre la mesa, sin embargo, lo encontramos debajo de ella.

 

Nuestros padres no están más en casa, no están más con nosotros, se han ido…

Y su presencia física ya no significa más nada. Ni el calor de sus cuerpos es perceptible, ni las palabras tienen ya, algún sentido. Se escuchan vacías, monótonas y aburridas.

 

Tan solo llenándonos de ira, al escuchar palabras de exhorto, que no hacen otra cosa que querer suplantar la labor de un padre.

 

Pensando… Idealizando… Haciendo…   De nuestras vidas…  monótonas.

 

Y aún dejándonos en la suma soledad, nos enseñan a ser siervos de otros.

Ser personas mecánicas, que no piensan ni sienten. Obedecer órdenes que escapan a nuestras manos…

 

Y sobre nosotros cae el futuro de un país que ha nacido para ser siervo y no abad. Un país con personas que solo sirven para servir a bárbaros que acaban con nuestras mentes a base de tecnología y capitalismo.

 

El dinero nos hace esclavos de la estupidez, nos hace lacayos de la tecnología, nos hace siervos de modas y seguidores de estereotipos absurdos. Basándose en la ignorancia de nuestra identidad y del respeto por nosotros mismos.

 

Así quiero decir, que la soledad trae consecuencias desastrosas para la juventud que no sabe de donde viene y tampoco hacia donde va.

Que no tiene guía ni protector.

¡Que no tiene cuna de oro, ni lápida de mármol!