Pesadilla

Sentado con el viento entre cerrando mis ojos, con ese frio que adormece los dedos, esperaba la llegada de ella, contaba las personas de color rojo que pasaban frente a mi, buscando el de su blusa. La noche anterior hablamos y me dijo la hora, sin un adios entendimos que era hora de dormir. Nunca habia sido impuntual, lo que hacia ver el reloj de mi padre a cada suspiro. Desespere y con el aliento helado de ese dia subí a su aula, la encontré con la importancia menos que la de un gato dormido, sonriendo y con la mirada de enamorada que esta vez, quizás no era para mi, sus mejillas cambiaron de color en solo un segundo, ahora con la tonalidad de un azul solo eramos tres en un espacio donde gracias a ellos solo era para dos, y el que llego estaba de sobra, le pedi dos palabras me dio tres -esto se terminó- Ahora no solo estaban adormecidos mis dedos, estaba mi rostro, mis brazos y mis piernas temblando como las de un ciervo disparado por el cazador sin corazón, yo era aquel animal que recibió la bala, sentía como me desplomaba mas rápido que mis lágrimas, esperaba una explicación la de sus labios sobre los de el, no entendía lo q pudo fallar, faltar o sobrar, no quise resignación la ayuda de nadie. Sabia que si logre tus miradas ahora era mas asunto personal que antes. Quise darte mi piel dibujado lo que sentía, mis manos con el corazón envuelto, ya nada era suficiente lo unico que me pudo decir -eso no sirve si no es de el- y lo señalasete como lo hacias conmigo al mostrarme a tus amigas. Ya solo me quedaba pelearme con cualquier desconocido que me mirara, lo erróneo era que nuca se pelean dos desventuras de amor, cai al suelo con una piedra en la cabeza veia como mi sangre se deslizaba por la alcantarilla junto con mis angustias, alcanzando a ver con lo q me quedaba de vida tus piernas subiendo al carro de el, y senti el segundo golpe entre cerrado mis ojos con el viento, con los dedos adormecidos.