**~Los Mil Diablos en Ella~**Cuento

Zoraya M. Rodríguez

Andrea, una muchacha de la cercana vecindad de Huma, se va a casar con Rudolfo un hacendado de la hacienda La Piña. En esta ocasión todo está preparado para el enlace nupcial. Hoy es sabado el dia mas bello y perfecto para celebrar la ceremonia. Existe en ella una emoción indeleble, existe la ilusión de un buen matrimonio y unos hijos que pronto llegarían. En el caño llamado Los Mil Diablos existe una leyenda de que la que se case tendrá Los Mil Diablos en Ella, consiste en los mil fantasmas del pueblo. Son mujeres que no llegaron virgenes al matrimonio. A ella, desde adolescente le llega la gran leyenda por parte de su amiga Sirena, cuando en el jardín le cuenta la gran majestuosa y temida leyenda. La leyenda la conoce todo el mundo en el pueblo, todo el mundo no le hace caso a leyendas, cuentos o historias mal versadas. Andrea, se queda pensativa y de un momento a otro se olvida de la leyenda. Andrea, en su entorno ve juventud, alegría y hermosos momentos para que cuando llegara a ser mujer los recordara. Andrea, en su máxima pubertad y hormonas alborotadas, llega a sentir el amor, ella dice el verdadero amor en David, un muchacho de la escuela donde ella estudiaba. David le hace sentir en ella el amor, real y verdadero. Como que en ella existen todos los colores del arcoiris y más, sueña y sueña con David. Con su príncipe y único amor. Llega el verano del ‘76, y ella en su afán de muchacha enamorada cree que no volverá a ver a su príncipe por mucho tiempo. Andrea, en su dormitorio piensa y piensa en David. Y ella en su imaginación dice, ¿como volver a ver a David si estamos de vacaciones?, ella le habla a su amiga Sirena, y concuerdan una cita fugaz con su amado David. Llegan a una concurrida heladeria, y hablan y hablan de sus cosas, y llegan a conocerse un poco mas. Para Andrea es la primera vez que conoce el amor, el verdadero y real amor, y en un momento se le viene a la mente Los Mil Diablos en Ella, se recuerda de la leyenda, y se dice que nunca, nunca irrumpiria su gran momento de una noche de bodas y por supuesto que tenía que sangrar al llegar virgen al matrimonio. En cambio Sirena llega a sus 16 años y se olvida de la leyenda y hace el amor con su novio Pedro en un río cercano a la hacienda La Piña. Andrea en su máxima juventud y belleza, piensa en David en un instante cuando estaba de almuerzo en la escuela. Y sale de la escuela y se ve con David, en un instante, y él le dice,  “quiero enseñarte un río, que está muy cercano a tu casa”. Llegan al rio, no habia nadie y mucho menos a esa hora de la tarde, solamente un viejito que hace la limpieza  en los alrededores. El río era una belleza natural, un color verde-azul con piedras gigantes y una cascada que parecía una gigante espuma que caía desde lo más alto del cerro del manantial. Andrea aunque ya sabia del rio, nunca lo habia visitado por ser tan hogareña. Se sientan en la orillita del río, y hablan de sus padres, de la casa, de la escuela, de ocios, de hobbies, de peliculas, y hasta de sus miedos. Allí no pasa nada, aunque no lo crean David era y fue muy respetuoso con Andrea. Solamente se dieron su primer y único beso en la boca. Ella excitada sale corriendo a su casa, y en su dormitorio, piensa en David como mujer, no como nada ni tan siquiera era su novia. Sirena vuelve con Pedro al río y lo hace de nuevo, el amor, claro. Ella es más atrevida que Andrea y en su forma de pensar es más libre y tiene un libertinaje más audaz y tenaz que Andrea. Andrea en su máxima formación de adolescente a casi mujer adulta, comprende desde los principios morales de la casa de sus padres y de la escuela. A ella nunca le ha importado su ego, ser ella y nada más que ella, sino que es tan manipulada por sus padres y su entorno familiar que a ella no le importa su personalidad. Ella es asi, como le correspondía ser, como ella decía. En cambio Sirena, una muchacha morena de ojos verdes, tan bonita como Andrea, era más libre y tenía más encanto que ella para los muchachos. Llegan las dos a los 18 años y salen de la escuela. Andrea sabe que a David no lo volvera a ver, por que aunque estudiaban juntos en el mismo sector, el vivía muy lejos de ella. Se despiden y para siempre Andrea y David. Fue un momento de pena y de lágrimas, él la abraza con tanto amor que le sale una lagrima de amor, y le cae en sus cabellos rizados a Andrea. Y Andrea, vuelve a su hogar y recoge las frutas de su huerto, en cambio Sirena ya van más de tres veces que va al río. Andrea en su afán de llegar virgen al matrimonio y joven, claro, es su máximo anhelo, y deseo, es saber que la virginidad para ella es muy importante. La madre de Andrea que conoce el hacendado más rico de la comarca, el de la Piña, dice que quiere a su muchacha para casarse con su hijo Rudolfo, compactan la entrega de la muchacha y ya para el sábado deberían de estar casándose. Cuando Andrea entra a la casa, su madre le confiesa lo ya pactado con el hacendado. Andrea en su dormitorio, piensa en David, que si fuera él, con el que se casará el sábado, pero no, y vuelve a la realidad. Es Rudolfo el hijo del hacendado más rico de la vecindad, y se va a casar con ella. En su dormitorio recuerda la leyenda que le dijo una vez Sirena, Los Mil Diablos en Ella, y ella dice “a mi no me va a pasar eso, por que soy virgen y me casare con Rudolfo”. Y así empieza la ceremonia en la hacienda la Piña: hoy es sábado y se van a casar Andrea y Rudolfo en la Piña. Es un dia bello y hermoso, para celebrar los enlaces nupciales entre los jóvenes. En un instante en que Andrea pasa por el lado de Sirena, ella siente una lágrima caer desde lo más alto de sus ojos al recordar sus años adolescentes con Sirena, David y Pedro. Le cae precisamente a Sirena en su vestido color rojo, y en ese instante Andrea recuerda la leyenda del caño Los Mil Diablos en Ella, y se le posa en su interior Los Mil Diablos en Ella, porque se entrega en cuerpo y alma a David en su pensamiento y fuerza en el corazón, que la leyenda cree que ella no era virgen como lo era realmente. Y se les introduce Los Mil Diablos en Ella, y cuando el Padre dice que si lo aceptaba, ella dice “No”, y sale corriendo de la hacienda, y llega a su casa en busca de una señal que le haga saber donde puede hallar a su verdadero amor. Y va en busca de David al río donde por primera vez se dan un beso, y allí, se reencuentran los dos, como buscando una alternativa a la soledad. Y se quedan juntos y para siempre.



      

   



Los Mil Diablos en Ella



Como la fugaz estrella,

asi, es que brilla,

y sin sombrilla,

tapar la astilla,

los mil diablos en ella,

que hechizan a la bella,

de una leyenda,

casi ignorada,

y en el interior de ella,

los mil diablos en ella,

que casi pierde su virginidad,

en decadencias de la era,

y no era realmente ella,

la que perdio la virginidad,

y es la infelicidad,

que llega a ella,

con los mil diablos en ella,

cuando la felicidad aparece,

y el hechizo desaparece,

de los mil diablos en ella.                   

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  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de agosto de 2014 a las 00:04
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 80
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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