La cosa es que al final me muero

Oscar Perez

La cosa es que al final me muero

 

Muero porque deliro, muero

porque me dejas, muero

porque te alejas, muero

porque respiro, muero

porque las cosas se acaban, muero

porque mis ojos caminan, muero

porque no vi que me clavan, muero,

tus ojos que se terminan, muero,

tus labios que hoy son de acero, muero

porque sí, porque hace falta, muero,

porque en la cinta del día

se cortó tu compañía

y aquel hachazo me asalta, muero,

y el golpe y el desespero

y el fruto que no halla enero

para caer de la mata,

yo muero porque me matan

tu ausencia y mi desespero,

yo muero porque aún te espero,

muero débil, muero fuerte,

muero lleno de alegría,

muero de toda mi muerte

y de otras tantas todavía,

muero con mi cruz sombría

y en mi cielo verdadero,

muero amando, muero artero,

disputando tu fantasma

con mis fiebres, con el asma

de mi pluma y mi puchero,

de mi almohada y mi sendero,

de mi fe y mi cataplasma,

muero, caigo sin dinero,

sin collar en mi agonía,

sin anillo en la utopía,

sin casarme ni ir sincero,

muero en falso y no coopero

con la muerte más que andando,

más que como el mar, llorando

junto al mar que es mi agujero,

muero, por la chita cómo muero,

sin lucrar ni hacer dinero,

sin arar ni ser de cuero,

sin cemento, sin alero,

sin dios ni viejo pascuero,

sólo, tímido, extranjero

de mi patria y su destino,

de mis huesos y mi tino,

del tirano al que entrevero,

muero trigo y sin molino,

bello, errante y compañero,

sacrificado y soltero,

sin un dedo, sin un guante,

ni un rubí que me levante

de esta sangre el vertedero,

de esta lluvia el paradero,

de esta muerte el sólo instante

en que sueño ser tu amante,

ya que no fui tu madero,

ni tu amor ni tu velero,

ni tu piel ni tu sextante,

muero como el caminante

que no tiene más sendero,

ni peajes ni granero,

ni sandalias ni cuadrante,

y se orina en el camino

sobre un junco, sobre el lino

de una acequia o de un estero,

donde luego duerme fiero,

donde muerde su mendrugo,

donde clava aquel tarugo

de tu adiós en su sesero,

muero por ser quien no quiero,

por perderme en mi hidalguía,

por brindar en carestía

con los vinos del te espero,

y sencillamente muero, 

no por flojo, no por libre,

no porque al fin me equilibren

ni la flor del panteonero,

ni la fosa en que me entero

que he de ser quien me asesine,

como quien no deja el cine

sino hasta que el barrendero

lo despierta o el letrero

de los créditos culmine,

simplemente es porque quiero,

porque te amo y porque espero

que ya muerto se termine

tu no estar junto a mi apero,

que el doctor que me examine

diga a todos, muy severo,

ya no sufre, ya es entero,

ya nada que hacer había,

si yo muero, en ese día

no me digas que me muero,

que hasta entonces vivir quiero

y es que te amo, vida mía.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

10 08 14

  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de agosto de 2014 a las 18:42
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 62
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Un hermoso y épico poema de la filosofia de la vida misma y del final de los tiempos del hombre como especie al tener que morirse estimado poeta y amigo Óscar Perez
    Un saludo de amistad
    El Hombre de la Rosa

    • Oscar Perez

      Amigo mío, mi saludo afectuoso, feliz fin de semana..-



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.