(DÍA DEL LIBRO) TALENTOSOS SIN TALENTO.

luisa leston celorio


AVISO DE AUSENCIA DE luisa leston celorio

Os saludo amigos.
Intentaré entrar más a menudo aunque no sea tanto como deseo.
Por razones de problemas visuales no puedo estar en el ordenador, por esa razón no podré hacer muchos comentarios, pero abrí para intentar comunicarme poco a poco con todos ustedes porque os hecho mucho de menos.
Un abrazo.


Eran una familia muy peculiar tan peculiar que el padre les buscó para sus hijas unos nombres muy especiales, de los que esperaba que hiciese honor. La mayor se llamaba Fe, la segunda Esperanza, la tercera Caridad, mientras su esposa se llamaba Prudencia y él Placido.

Don Placido se pasaba las horas leyendo y leyendo, era esa clase de personas que se les suele llamar ”ratas de biblioteca”, para él era un gran placer enfrascarse en la lectura, y así podía llegar la aurora sin que se diese cuenta de que había pasado la noche en vela y el día sin dar palo al agua.

Doña Prudencia, se preocupaba de que en la casa no faltase nada de nada ya que con su marido no podía contar. Mientras que las tres hermanas se dedicaban a acicalarse para que los muchachos del pueblo al verlas tan compuestas se quedasen prendados de ellas. 
Las pocas conversaciones que tenían con su padre siempre eran muy didácticas, él les contaba las mil y unas aventuras que vivía a través de los libros.

La madre se afanaba a preparar exquisitos manjares mientras escuchaba en silencio el pesado repertorio de su esposo.
Fe, la hija mayor apenas prestaba atención a nada de lo que había en su casa, ella suponía que haciendo honor a su nombre no tenía que molestarse en nada ya que la fe, según le decían, movía por sí sola montañas.


Esperanza vivía esperanzada en encontrar un hombre rico que le diese buena vida sin tener menester de trabajar en cosa alguna. 
Caridad tenía muy clara su situación, siendo tan caritativa siempre le iría bien, pues las gentes se lo tendrían en cuenta y Dios mucho más. Así que no precisaba de nada más que hubiesen pobres suficientes para ella ejercer aquello de lo que se sentía muy orgullosa: la caridad.

A su madre apenas la tenían en cuanta, el intelectual era su padre y cuando alguien les visitaba presumían del erudito señor y si algo decían de su madre era que ella era muy buena cocinera. En cuanto a ellas, cada una exhibía sus grandes potenciales en la fe, la esperanza y la caridad.

En una ocasión decidieron festejar el día del libro e invitaron a los muchachos más apuestos y adinerados de la ciudad. Después de hacer buen acopio de las ricas viandas que la señora Prudencia había cocinado con gran esmero, se dirigieron al salón para deleitarse con un buen café y unas copas de licores. Entonces don Placido tomó la palabra y comenzó a hacer comentarios sobre varios textos de los libros que según él eran los más importantes que había leído. Sus hijas se sentían muy orgullosas de su padre y no cesaban de darle coba mientras que su madre se dedicaba a servir las copas y los cafés en silencio.

Uno de los jóvenes se dirigió a doña Prudencia para felicitarla por la buena mano que tenía para cocinar y por el buen gusto con que tenía el salón decorado. Las chicas trataron de interrumpir la conversación que se había establecido entre su madre y los jóvenes que se les veía muy interesados en la charla que habían iniciado con la anfitriona. Pero no consiguieron que los chicos dejasen de lado a su madre. Mientras, su padre con aire de gran intelectual iba pasando las hojas de un libro en espera de poder mostrar algo que le parecía muy importante a aquellos mozos que ni siquiera estaban reparando en él.

La conversación de doña Prudencia les parecía muy interesante, sin darse cuenta ésta se fue deslizando a terrenos que en un principio ellos no se figuraban que aquella mujer tan entregada al hogar fuese capaz de llevar. 
Doña prudencia con gran sencillez les comentaba que a ella también le gustaba mucho la lectura, pero que carecía de tiempo para dedicarse a leer tanto como deseaba, por eso era muy escogida para buscar un libro que verdaderamente le interesara.

Ella pensaba que no todas las enseñanzas están en los libros ya que estos son el soporte de lo que personas muy sabias escriben en ellos después de observar y experimentar sobre aquello que les interesa y desean divulgar en el caso que sean libros de ciencia. Si son filosóficos decía, que en esta materia como en la ciencia nunca está todo dicho ya que siempre habrá quien avance sobre lo ya descubierto o pensado ya que hay muchas pensamientos que se contradicen entre sí y todos pueden ser estudiados, discutidos y llegado a distintas conclusiones según tiempos y culturas. En cuanto a la historia, eso la hacen los pueblos, nadie la escribe para luego vivirla, así que los libros de historia son el reflejo de unos hechos ocurridos, en unos casos hechos reales y en otros manipulados ya que la historia la suelen contar los vencedores o los más poderosos. En cuanto a la literatura son historias muy bien narradas, con más o menos fantasías, con más o menos arte. La poesía depende de la cultura, de los sentimientos, de la fantasía, de las experiencias de cada persona, hay tanta variedad -decía la mujer -de poemas como la hay de almas-

Es apasionante lo que aquella mujer les contaba, es cierto, los libros no se escriben solos, los escriben personas que observan escuchan viven y estudia a otros que antes que ellos también escribieron sobre los que vivieron y vieron. Siendo así -dijo uno de los muchachos-, la mayor biblioteca se encuentra en la naturaleza y en el corazón de los hombres- doña Prudencia le respondió.: Más o menos es lo que desde mi humilde parecer pienso y entiendo.

Lo cierto es que quizás aquella mujer tan afanada en las tareas del hogar tenía las ideas muy claras, a lo mejor en algo podía estar equivocada, pero por lo menos tenía una conversación interesante. Nada daba por sabido ni por hecho, sabía que cada día tenía que luchar para alcanzar su meta soñada o deseada. Ella sí que hacía honor a su nombre de Prudencia.

Fe, Esperanza y Caridad vivían en la inopia, no sabían que para dar testimonio de sus nombres tendrían que hacer los que su madre, trabajar, entregarse cada día a la causa, en cuanto a su padre de que le servía tanto saber si no lo compartía con los demás, si solo se lo guardaba para él, si no pensaba por sí mismo, cuando hablaba nunca decía yo opino o pienso, sino, fulano ha dicho, mengano ha escrito, citano ha… y si alguien le preguntaba, bien y tú qué piensas al respecto. Enseguida aludía a lo escrito por el más afamado autor. Era un hombre sin pensamiento ni criterios propios.

(No hay medicina que tomada sin control no termine haciendo más mal que bien. Todo aquello que se consume para solo alimentar nuestro ego no es saludable.)
Luisa lestón Celorio. Día del libro 2014-04-19
Asturias- España

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Comentarios7

  • Gisela Guillén

    Me encantó tu cuento, tan cierto como la vida misma.
    Un abrazo Luisa
    Feliz día de Pascuas

    • luisa leston celorio

      Feliz día de pascua amiga. Así lo veo por eso lo escribí. Una ya tiene mucha experiencia de vida y he visto muchas cosas.
      Un besín y gracias por pasar por mis letras.

    • joaquin Méndez

      Hermosísima forma de escribir he quedado impresionado
      Con la prosa tan bien guiada y tan verdadera al mismo tiempo.
      Felicitaciones señora Luisa.
      Cordial saludo.

      • luisa leston celorio

        Gracias Joaquín, La vida se suele resumir al final en un cuento.

        Un abrazo compañero.
        Editar | Borrar

      • Peregrina

        Excelente....me encantó leerlo.

        Saludos amistosos de
        Peregrina

        • luisa leston celorio

          Gracias Peregrina por pararte en mis letras.
          Un abrazo

        • micaela fernandez

          Hola Luisa! Excelente relato! Me encantó leerlo, me mantuvo bien entretenida hasta el final....y muy buena la reflexión final.

          Abracitos para ti. Mica

          • luisa leston celorio

            Gracias Micaela, me alegro que te gustase.

            Un abrazo cielo.

          • lore58

            Excelente cuento. Lo he leído con mucho interés d principio a fin. Dices unas verdades como puños. De qué sirve saber si no se comparte. Me lo llevo como favorito.

            • luisa leston celorio

              Caramba Lore cuanto honor... Me alegra que te gustase y comprendas mi punto de vista ante determinadas actitudes.

              Un abrazo preciosa.

            • alicia perez hernandez

              MUY INTERESANTE NARRATIVA NOS DEJAS
              MI BELLA Y QUERIDA AMIGA LUISA
              TODO ES IMPORTANTE EN LA VIDA
              PERO LOS EXTREMOS EN VEZ DE HACER BIEN HACEN MAL
              SOLO LEERTE ME ALEGRADO LA TARDE MI BELLA AMIGA
              ABRAZOS

              • luisa leston celorio

                Gracias Alicia por tu comentario tan cariñoso, exactamente, eso trataba de poner entre dicho, las cualidades llevadas al extremo dejan de serlo para convertirse en defectos, por otro lado, esas virtudes teologales suelen resultar muy mal comprendidas por lo tanto también lo bueno se puede convertir como menos inútiles, y otra cosa a tener en cuanta es como se puede menospreciar a una persona por su sencillez y al final ser mucho más inteligente, sabia y mejor persona que los pretenciosos.
                Este breve relato parte de una experiencia de vida.
                Un abrazo amiga y gracias por pasar por mus humildes letras.

                Luisa

              • Maria Hodunok.

                Un placer leerte. Disculpas por la demora, pero estuve un tiempo ausente.
                Magnífico relato.

                CARIÑITOS.

                • luisa leston celorio

                  Gracias maría, no hay nada que disculpar maja, gracias a ti por pasar por mis letras,
                  un abrazo-



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