Dóciles formas de entretenerte, olvido:
recoger piedrecillas de un río sagrado
y guardar las violetas en los libros
para que amarilleen ilegibles.
Besarla muchas veces y en secreto
en el último día,
antes de la terrible separación;
a la orilla
del adiós tan romántico
y sabiendo
(aunque nadie se atreva a confesarlo)
que nunca volverán las golondrinas.
Comentarios1
La cursilería no existe, amigo mío porque se trata de algo subjetivo. Es un punto de vista. Muy bello poema. Un abrazo desde mi bella Venezuela.
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