Pesadumbre

Esteban Mario Couceyro

DESPREVENIDO

El reloj de arena

perdió el tiempo

en la brisa marina.

SORPRENDIDO

Observo tu paso apurado

tus ojos arrasados

tu estela acongojada.

DESESPERADO

El reloj de arena

dejó caer otros tres

granos, sobre mi alma.


  • Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de marzo de 2014 a las 14:03
  • Categoría: Surrealista
  • Lecturas: 104
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Comentarios2

  • Carlos Manuel Larrea

    He aquí un poema que, sin realmente entenderlo, transmite una verdad.

    DESPREVENIDO: esto es en la playa, donde el reloj de arena pierde su tiempo...

    SORPRENDIDO: Tú observando desde un café a un transeúnte, probablemente una mujer.

    DESESPERADO: Desesperado porque le pareció que no reaccionabas al paso del tiempo, que todo te daba igual.

    Lo dicho, evoca situaciones, quizás muy distintas de las que tú realmente viviste.

    Un abrazo

    Carlos

    • Esteban Mario Couceyro

      Desentrañas como un médico legista , el cuerpo inerte de mis letras.
      Eso me hace pensar, ante todo agradecido por tu interés, pensar como te digo, en qué sentí yo en ese momento, aparentemente desasosegado.
      Como te comentara, muchas cosas que escribo, solo salen fluidamente y esto no quiere decir, con brillantez, sin pensarlo ni previa estructuración argumental.
      Cuando lo leí, tal cual lo has hecho vos, hice un escenario que justificara los dichos, que por otro lado parecen caprichosos, pero no lo son tanto.
      Mi impresión primigenia, es de alguien sumamente agobiado y frustrado por propia causa y que por esas cosas de la casualidad se cruza con una mujer, que ama desde ese instante, tendiendo un puente desde su pena, hacia la pena explicita de ella.
      Es casi una reacción química o física de atracción a partir de un estado común.
      Piensa en un cubo de agua congelada, pegado fuertemente a un trozo de hierro, solo por la circunstancia común de su estado.
      Aveces nos comportamos de esa manera.
      El final, como siempre pasa, el universo de nuestra mente, no se compadece con la felicidad y esos tres granos de arena, seguramente pesan mas que los anteriores.

      Un abrazo
      Esteban

    • Carlos Manuel Larrea

      Hola Esteban!

      Acabo de leer tu respuesta a mi comentario. Estoy por pensar que podríamos juntarlos y hacer un libro de ellos.

      El símil del cubo de agua congelada pegado fuertemente a un trozo de hierro es magistral. Juntos sólo por la circunstancia común de su estado. Muchas relaciones surgen así y terminan invariablemente cuando sale el sol.

      Ahora te quiero pedir un favor, en el supuesto caso de que estés en condiciones de hacerlo. Se trata del nombre con el que yo estoy inscrito en este foro. Originalmente traté de hacerlo bajo mi nombre real, con la dirección de mi correo electrónico, y no funcionó, porque siempre fallo al tratar con estos aparatos. Entonces mi amiga me ayudó, ella se inscribió y yo uso su correo electrónico. Pues bien, yo quiero hacerlo con mi propio nombre, Carlos Larrea, pero no sé como cambiar eso, no encuentro adónde dirigirme. Si tú mismo no lo sabes no te preocupes, ya encontraré algún día una solución.

      Un abrazo

      Carlos

      • Esteban Mario Couceyro

        Estimado Carlos, es cierto que le estamos dando mayor sustancia a nuestro intercambio epistolar, que al menos mi producción literaria.
        Eso me colma de expectativa, ya que por estos tiempos, es dificultoso intercambiar algo mas que monosílabos.
        Tenes una singular perspicacia, dándole el cierre perfecto al teorema que planteé, de las uniones por similitud de estado. El sol, o sea el período de tiempo circunstancial, le da el final previsible a la situación.
        Puedo agregar, que tras el cambio de estado, el agua, corrompe el metal inevitablemente.
        Respecto a tu frustración tecnológica (por momentos mi lamentable mente, suponía que usabas un alias femenino...), me ha quedado clara. También concordamos en este umbral de ineptitud tecnológica.
        Pero supongo que podes recurrir al moderador, quien puede ayudarte, o intentar nuevamente en un día diáfano y en ayunas.
        De todas maneras, te conozco con esa especie de geringoza germana (mis disculpas a tu amiga) y un muy accesible "Carlos".
        Desde esta costa de mar, quieta y sin oleaje, te mando un abrazo.
        Esteban



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