Autor: José de Jesus Esteves

ahchoi


AVISO DE AUSENCIA DE ahchoi
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ANATOMIA LIRICA.

 

Llegamos al salón triste y sombrío,

abrimos los estuches de escarlata,

y fuimos todos, sobre el mármol frío,

poniendo el vario instrumental de plata.

 

Y trajeron la muerta, rebosante

de juventud, esplendida y radiosa,

desnuda como Venus, deslumbrante

y suave como un pétalo de rosa.


Sobre un grueso cristal brillante y duro

Quedó tendida como estatua fría;

Nos llamó el profesor, y a su conjuro

La cátedra empezó de Anatomía.


En profundo silencio nos quedamos;

En tanto que el doctor nos contemplaba,

Vestimos los mandiles y rodeamos

La mesa en que el cadáver reposaba.


“¡Corte el fémur usted con firme pulso!...”,

me dijo el profesor en tono quedo,

y me puse a temblar como un convulso,

con una extraña sensación de miedo.


“Reléveme, doctor, de este martirio

que me llena de insólita tristeza;

pero no puedo ensangrentar un lirio

ni yo sé mutilar tanta belleza.


Perdóneme, doctor, si yo a su ruego

me porto como un mal disciplinado;

pero amo a Aspasia como bardo griego

y a Friné con pasión de enamorado.


Fue motivo de mofa y de murmullo

en toda el aula mi actitud incierta.

El doctor me miró con noble orgullo,

y con dulce piedad la virgen muerta.


Me quede contemplando la hermosura

de aquella Niobe pálida y yacente,

cuando sentí por la escalera oscura

ligeros pasos y rumor de gente.


Eran todos alegres estudiantes,

forjadores del chiste inoportuno,                       

que venían con otros visitantes                                    

a profanar el esplendor de Juno.


Entonces yo, que siempre he respetado

el pudor en sus últimos destellos,

le tendí su cabello destrenzado

como un tapiz sobre los muslos bellos.


Alguien quiso después con mano impura

cobardemente descubrir lo oculto

y comentar con mágicos destellos,

como el que intenta profanar un culto.


Pero ante los sátiros fui diestro

y logré defender la Venus yerta,

di los pasos delante del maestro

y bese con amor la Circe muerta.

La turba estudiantil, atea y loca,

desató contra mí torpes agravios,

y yo, poeta, me llevé en la boca

la rosa fría de los muertos labios.


Me acerque para ver sus ojos muertos

y como un niño me incliné temblando,

miré fijo sus párpados abiertos,

y ella también se me quedo mirando.


Después de aquella escena emocionante

reinó grave silencio por la sala

donde estaba tendida y deslumbrante

como una diosa la rival de Atala.


Respetó la cuchilla cortadora

la eucarística flor de su hermosura,

y llenóse el recinto en esa hora

de un magnífico ambiente de ternura.


Y se cambio el aspecto de la clase;

nos miró el profesor con raro ceño;

pero abstraído, ni vertió una frase,

como el que se hunde en la quietud del sueño.


Se terminó la clase, y en la puerta,

al salir del salón de Anatomía,

volví los ojos para ver la muerta.

¿Y me estaba sonriendo todavía!...


Autor: Fernando R. Cesteros

  • Autor: Umskua (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de enero de 2010 a las 12:33
  • Comentario del autor sobre el poema: En tributo al poeta puertorriqueño, FERNANDO R. CESTEROS
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 25
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Comentarios3

  • PoemasDeLaSu

    Gracias !!!
    No lo habia leído y lo seguiré haciendo , que buena poesía!!!
    Y es bueno también esto de compartir bellos poemas, que no son de nuestra autoría solamente, uno aprende muchísimo.
    Besos , y nuevamente mil gracias

  • ivan semilla

    ESPECTACULAR POEMA
    UNA CLASE DE ANATOMIA HECHA VERSO
    QUE BELLO REALMENTE
    TE FELICITO POR PUBLICARLO
    UN GRAN ABRAZO

  • Violeta

    un gran poema ... y bello en tus palabras..besitos

    • ahchoi

      Gracias, mi queridas Violeta.

      Mu gusta compartir lo que es hermoso...
      Rafael



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