A LA MUJER. LA MIA

Roberto Reyes Cortés.

5º.reyes

rreyescortes@hotmail.com

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Oh mujer consentida que llegaste a mi vida,

una tarde lluviosa en el mes de febrero,

cuando nacen los nardos y se yerguen las rosas,

 en los prados maduros de la tierra florida.

Hoy que voy caminando con un viejo bordón

y se mueven mis manos como peces sin agua.

Cuando siento que el tiempo aproxima mi viaje,

 y he perdido el coraje y ya tengo convenio,

 para hacer con la muerte una marcha tranquila.

Quiero darte un mensaje con las fuerzas del alma,

 con un beso en los labios, con pasión rediviva.

Que mañana al partir, cuando vaya a otro cielo,

no pronuncies mi nombre, ni te pongas en duelo,

no te vistas de negro, ni entristezcas tu cara,

solo di un hasta luego y camina de vuelta.

 Porque sé que me quieres, porque sé que te quiero.

 En memoria de todo,  te dedico este verso,

porque fuiste el motivo, de lo poco que tengo,

 en el largo sendero que los dos caminamos,

en los lindos momentos que tu y yo disfrutamos

y en aquellas tragedias por las que atravesamos.

Siempre has sido conmigo una gran compañera,

 la mejor que ha tenido hombre alguno en la tierra,

 tu entereza y ejemplo, tu dolor y desvelo,

 cuando sola parías sin un grito y sin llanto,

en tus noches oscuras, en tu fiebre y espanto,

 cómo no he de admirarte y para siempre quererte.