Madre

Madre 

 

Madre, tus brazos son la sonrisa

Del niño que confía en tus palabras.

 

Madre, tu mirada es el dulce

Cuarteto del amor,

Tus labios figura armoniosa

Del vago candor.

 

Eres la mañana sin crepúsculo,

Eres la sonrisa de los campesinos

Que ríen por el pan

Llevado a la boca del querubín

Y tus manos dos blancas azucenas

Marchitas por el tiempo.

La dulce mirada de los enamorados,

La lluvia que empapa los trigales;

La sórdida templanza de los años

Y la mirada longeva del tic-tac

De tus ilusiones.

 

Por tus cabellos pasan las edades,

Se han enredado las sirenas

Y han caído los duendes

Entre tus blancas mariposas.

 

Meces la vida en una roca mecedora,

Bailas al compás de una vieja rocola;

El abuelo menea sus ojos

Y tú les das al chachachá.

 

La vida ha pasado por tus mejillas,

El tiempo ha arado todas tus fuentes;

La juventud ha quedado a tras,

El polvo envanece tus mejillas

Y la tarde ha hecho brotar tus espigas.

 

Bailas el danzón en las fiestas

De las cuarterías,

Ríes sin parar cuando te acuerdas

De tus años de colegiales,

Y entre suspiro y broma

Te acuerdas del enamorado

Que un piropo de pollito

Te dijo ese día.

 

Baila las horas no se te acaban,

Canta porque el amanecer se aproxima

Y grita porque la rocola necesita

Un centavo para seguir

Borracha de emoción.

 

Esa eres tú, oh Madre,

Loca y apasionada,

Bella y tu nobleza es tu bastión

Y tus hijos ricos en cacahuates

Y tus hijas llenas de pasión y amor.

 

Madre, sólo el sueño descansa en ti.