Eternos

settlefield

Dicen que a cada familia se le asigna un ángel de la muerte desde que nace el primogénito de una nueva unión de apellidos y que este esta en su deber de tomar las vidas de cada miembro en el momento indicado y de la manera como se explica.

 

En este momento me encuentro cara a cara hablando con el asignado a la familia de esta dama, ladrona de mi corazón, por cierto y trato de llegar a un simple acuerdo para que no se lleve a lo único que en este momento hace que mi corazón tome un ritmo anormal. Si pudiera simplemente invitarle a un café, sentarnos a platicar, le contaría todo lo que se de su próxima victima, explicaría su perfección al momento de cerrar sus bellos parpados y preguntaría, ¿Qué acaso no ha sentido usted tanto amor por alguien que su mente y cuerpo se desvelan simplemente por observar la tranquilidad y hermosura que se presenta en el rostro de la dama que alguna vez amo mientras ella duerme?

 

Sentados le revelo mis mas íntimos sentimientos y pensamientos acerca de la mujer que esta apunto de llevarse, le cuento como lucia el día que se celebraba un año mas de vida de su abuela, tambien no dude en contarle como su rostro se oscurecía y se tornaba amargo, el día que los pulmones de la ya mencionada abuela, no soportaron mas aquel humo de cigarrillo barato que tanto disfrutaba la anciana…no, no dude en contarle.

 

Le conté incluso el día que decidí espiarle mientras se bañaba, le conté con detalles su forma de desvestirse que hacia que mi mundo se detuviera y el único sonido que escuchaba era mi corazón funcionando a una velocidad que pareciese estuviera a punto de arrancarse de mi pecho e ir en busca del origen por el cual palpitaba así…

 

le cuento, con gran detalle como se veía su cuerpo en aquel momento mientras posaba desnuda observándose y criticando su perfección, con gran entusiasmo le conté la manera en la que todo su cuerpo en una coordinación únicamente celestial se erizaba al mínimo contacto con el agua que en pocos minutos iba a cubrir todo su cuerpo sin omitir rincón alguno.

 

Le conté cuanto la amaba, le sonreí y el hizo lo mismo le exprese cuanto deseaba que se quedara un poco mas, pues yo que le conocía muy bien sabia que su vida no era lamentable, era tan solo una criatura de dios en un mundo del diablo…quise tocarle y hacerlo entrar en razón, simplemente pedirle  que hiciera caso omiso y se marchara, pero en el momento en que mis dedos se acercaban a su chaleco negro de fina tela, con una fina agilidad detuvo mis dedos con los suyos y evite tocarlo de nuevo.

 

 

Finalmente le suplique con lagrimas en mis ojos que no me arrebatara lo único que ha logrado valer la pena de este cruel, frio y oscuro mundo, suplique de la manera como un niño pequeño suplica a sus padres por que lo tomen en brazos y calmen su llanto, pedí a la elite del cielo, aquellos que están postrados en el templo de las nubes, que aquella bella mujer no tuviera aquella cita arreglada con la muerte o que quizás esta cita fuera simplemente pospuesta.

 

En el momento que solté un suspiro al aire, un calor intenso recorrió mis venas, fue ahí cuando supe que no había vuelta atrás…había llegado la triste e injusta hora, su corazón dejo de latir, lo sentí a metros de distancia, sus parpados se cerraron con tal calma con la que dormía todos los días, tan solo que esta vez no despertaría mas, sentí dolor en mi corazón tal vez mas del que ella sufrió cuando dejo de respirar.

 

Supe que no había vuelta atrás y que su vida había cumplido su ciclo, era hora de que el trabajo de aquel ángel encargado de guiarla hasta el mas allá fuera completado. Me aleje del espejo lentamente y organice mi chaqueta negra de fino material, solté un suspiro mas al aire como queriendo que mi tristeza saliera con este, me acerque a su cuerpo ya sin vida donde su alma reposando me esperaba, tome su mano y emprendimos un viaje por el sendero del cielo, caminamos hasta desvanecernos, caminamos sin cansancio alguno…simplemente caminamos, hasta hacernos eternos.

 

  • Autor: settlefield (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de febrero de 2014 a las 21:35
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 59
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