LA VIDA ES BELLA, SI LO QUEREMOS

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Un poco de sol avergonzado, entre chaparrones, me da fuerza para salir e ir a la peluquería.

Ganar un poco de ánimo,  me siento  mejor con el pelo arreglado, vuelvo a ser yo. Me gusta  mirarme e ver una mujer no presumida, pero con aspecto agradable. Cosa poca, parece, es importante sentirnos bien y que nuestro aspecto nos guste. Si lo hago en casa, también quda bonito, pero mientras voy relajo e charlo un poco.

Casi en fin de mes, haciendo tres meses que empecé el cambio de piso, tengo casi todo.

Ya vinieran mis sobrinas a visitarme algunas amigas e mal entran, dicen; qué bonita! En realidad he conseguido poner el piso confortable alegre e distinto de las tendencias que hay en muebles.

Cosas baratas, sin valor, sencillas, pero agradables. El museo donde vivía ya hace parte de mi pasado. Como lo imaginé  parece que estoy en mi playa de Sanxenxo, el ruído de los coches es parecido con lo del mar. Por la mañana si hay sol inunda  los dormitorios, hiere la vista con el brillo en suelo. Mi habitación con los cortinados rosa fuerte, los quiebra luces de florcitas, en las mesas de noche blancas, la mesa con patas blancas y la parte de arriba de madera clara, la colcha con unos ramitos del mismo color de los cortinados, la testera blanca, en realidad está precioso.

El salón con la grande ventana e otra portada del balcón es luminosa, muebles hechos por el carpintero de toda la vida, en blanco, la butaca beis, el sofá azul como la alfombra, flores en jarras de color lila clarito y rosa, lámparas  de mesa en madera blanca con quiebra luces beis, en realidad es una casa de muñecas. A Dios doy las gracias por me haber dotado  con  habilidad para inventar y hacer cosas que a nadie le ocurre y que el resultado es  tan bueno.

No nascí flor, tendría tiempo limitado para agradar a quien me mirara, marchitaría en dos o tres días. Así me rodeo de ellas, representan la vida en su sencillez, es muchas veces estropeada por los demás.

Transforman el cielo en infierno, sin lucro ninguno para ellos.  Sabemos lo bien que tenemos después de pasar por momentos difíciles, cuando todo anda normal no agradecemos, solo pedimos si algo nos atinge, enfermedad o violencia física y psíquica, sin tener arma para combatirlas.

Por veces siento culpa, al oír que alguien tiene la casa llena de agua, cuando llueve, otra que no puede cerrar las ventanas por haber roto una pieza e que valen cincuenta euros. En esos momentos, me siento una afronta, afortunada, hija de un Dios mayor.

Gente humilde trabajadora educada, sin envidia de nadie, aceptan su vida con  serenidad e yo  me siento exigente y mal agradecida.

Se aprende todos los días, con lecciones de otras vidas. Intentemos no olvidarlo.

Mi casa, es mi cara, como comentan, yo digo mi casa es mi corazón y mi sentir. Abierta para todos es suya también.

Siento que he empezado una nueva etapa de mi vida, el peor ya ha pasado. Olvidar a quien me desprecia, me ofende y buscar entre los justos y humildes, la continuación de lo que siempre fueran mis principios.

Oporto,28 de Enero de 2014

Carminha Nieves