Luna de abril

Nathanael

Que todo tiene un principio

Que todo tiene un fin.

 

Con Luminosidad perpetua quiero construir

Un hermoso poema que sea para ti,

Como el amor que yo profeso

Para ti en placentero abril.

 

En esta prosa libre expongo todos mis sentimientos,

Para fructificar este amor que en un marzo nació:

 

Luna que ahora quiero, eres alegría y mi complemento,

Como el verde es al azul, el campo es al firmamento,

La naturaleza es dualidad, como el agua y el fuego.
También el blanco y el negro.

 

 

Con vehemencia descubrimos nuestros cuerpos,
Fueron besos largos y andariegos,

Poesía recitada a la luna con sus juegos:

 

Levantándose cimentada en momentos de nostalgia

Siempre tu silueta en millones de remembranzas

Y la cruz soslayaba, bienaventuranza definía mi infancia.

 

Lo que buscamos los hombres con escudos y espadas:

Buscaría estrellas en los lagos de este pueblo

Para conservar tu belleza y ponerla cada noche en mi sueños.

 

 

 

Amor, mujer hermosa que colmas mi lluvioso jaleo,

Lunita de mis noches cuanto yo te quiero.

 

Se cruzó una gota al inicio del invierno:
Ese día fue el beso bonito y perfecto.

 

Las gotas traslúcidas reposaban en el cieno

Y las corcheas del tiempo movieron mi corazón

Bailando en un cuadro enamorado y llovido.

 

Niña de mis noches incontables y la piel de corola

Tú eres mi Diosa nacida de las olas.

 

Atesta de palomas y Mirto, afrodita caída de la luna al océano

Eres mi náyade mi princesa de ensueños.

 

 


 

Eros delegando a la Idealización, con sorprendente erotismo

Emanando goce una misma persona

Que me complace con erógena pasión.

 

Amor que arañamos queriendo ser uno cuando somos dos.

 

Eres mi felicidad como el viento a las palomas

Y el castaño fruto del mirto, el color fruto de tus senos,

Piel blanca de pliegues finos como la seda.

 

Mi amor, mujer amante, te quiero para mi vida de ahora en adelante

Mi amor, mujer apasionante, nereida llena de perlas quiero ser tu amante

 

Mi mente llama al recuerdo de los versos

En la floresta atiborrada de besos

Y un  verde con azulados, también de húmedos pastos.

Te quiero mi ninfa, mi niña menguante.

 

Mis labios adustos, desabridos, que te retocaron

Quedaron fijos como un ancla cayendo en el mar.

Mi niña, mi amor, muñequita de elegías.

 

 

 

Soledad desterrada con nostalgia y filamentos

Noches embaucadas por tu risa y largas como el desierto.

 

La princesa tierna, dormida y encantada

Descansa en el reino de su rey anochecido:

 

Ahora eres mi eterno deshielo, ahora eres mi amor imperecedero.

 

Las arañitas cuelgan ya por los aires

Enseñando al vacío sus finos telares.

 

Imagino y percibo mis sentidos agudizarse

En noches derrochadas por cariños a la luz etérea:

 

Jamás quiero terminar de quererte,

Que mi vida sea como el salmo ciento treinta y nueve

Con un veintitrés presente y un veinticuatro pendiente

 

Porque si no existe un entendimiento confortable

Y este príncipe algún día quisiera maltratarte

Que Dios nos separe para morir por ti mi amante.

 

Que las abejas te admiren en la floresta como la flor reina,

Como un ángel blanco que desean hombres y poetas.

 

Me gustan sus senos, sus castaños cabellos, su quijada y sus labios completos

Que desatan palabras con ego y suspiros llenos de deseo

Azulados campos verdes que se ven en la oscuridad.

 

 

Ella tiene unos pliegues perfectos que recorro cada vez que la veo

Un dulce fruto de durazno ambarin,

Quijada que lastimo, que muerdo y araño como poseído.

 

Y el semblante fascinante empieza en mi boca y nariz

Que experimenta su suave aroma de nardos,

Con bálsamo en su cuello que desprende fragancia anestésica

Y sus poros dan hedor de una niña de dulce talento.

 

Quiero amarte más que los hombres a la verdad

Dice este médico que se muere en su enfermedad

Y un amor culminante que no se satisface jamás.

 

Ya se fue el día sexto el de Dios y su creación

Juntando a Adán y a Eva para que fueran completos

El sol y la Luna también observaron ellos,

Agradeciéndole a Dios por semejante misterio

Y que a gritos de gratitud yo le manifiesto

Porque te he encontrado mi niña, qué feliz me siento.

 

 

Con espiritual vehemencia

Dilucido lo que pienso

Existencialista nadadista es mi mente

Llena de recuerdos.

 

Todo tiene un inicio y todo tiene un final

El final que busco es que seas feliz.

 

Noche deleitada por la presencia de Dios

Bombillos taciturnos llenos de color

Las estrellas de una caldera de fogosa sensación

El agua del cielo finaliza en las llamas del calor.

 

Anochece mi día fabricando frases para tu oído,

Y pescando palabras que se vienen y se van

Observando en el muelle la luz que se esconde

Y mis remos en el agua con el hilo de caña en tu mar

Pensándote con el reflejo del agua como alma cristalina.

Quiero terminar estas palabras en mi dulce paladar

Porque ya la noche llora y acompasa la oscuridad

Así mi mente inventa letras en mi conciencia

Que siempre serán para ti mi princesa.

 

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Comentarios3

  • El Hombre de la Rosa

    Grata y Hermosa la lectura de tus extensas y preciadas letras amigo Nathanael...
    Bello tu poema...
    Saludos de amistad de Críspulo...

  • Yaco Quiñonez

    "Aprender la mejor manera de enseñar"

    Gracias por compartir tus escritos de apoco se nutre mi aun verde mente poeta.

    Nuevas palabras para mi vocabulario de tu escrito sin fin tomo hoy 🙂

  • bambam

    "Con espiritual vehemencia
    Dilucido lo que pienso
    Existencialista nadadista es mi mente
    Llena de recuerdos."
    Me encantó esta estrofa
    bambam



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