Todo Se Reduce A Estas Lineas

No entiendo, es confuso, no eres quien yo recuerdo, podría jurar que tus ojos eran tiernos y de miel esos que ahora empaña el deseo y que tus manos eran suaves y delicadas, esas que ahora arañan mi piel. ¿O solo vi lo que quería ver? Un espejismo de mi mente, una trampa urdida por mi corazón. No te conozco, eres un extraño para mí.

 

¿Por qué siento tanto frio?

 

Hoy tus ojos ya no arden como ayer, tus te quiero ya no saben igual, siempre han sido vanos y vacios pero ahora lo son mas, se apago entre nosotros la llama, o quizá en tu interior arde por alguien más.

¿O quizá la apague yo? ¿No fui suficiente para ti? Dime que hice mal, todo, todo te lo di. Acalle a mi mente y escuche a mi corazón, a mi corazón idiota que ahora yace frio y apagado en mi pecho.

 

Empezó con conversaciones secretas, apodos melosos, mensajes ocultos.

 

¿Porque sigo? ¿Por qué el masoquismo? Estoy contigo pero me siento sola, me abrazas y siento frio, me besas y siento repulsión.

 

Siguieron huecos, vacios, palabras hirientes.

 

Buscaste en otro cuerpo lo que no conseguías en el mío, lo que mi inocencia de niña no podía darte. ¿Mi mirada? ¿Mi sonrisa? Bah, puros sin sentido. Mi cuerpo, eso es lo que querías.

 

Rumores escuche, susurros de la gente, ya sabía antes de aquella noche lo que pretendías, antes de que vinieran las excusas a través de la pantalla de un computador y tome mi decisión, ya no más dolor.

 

El sonido inocente de un mensaje entrante, pocas palabras, filosas, cortantes, como cuchillos, palabras conocidas, anteriormente pronunciadas.

 

“Aun piensas en él, se que aun lo amas” dijiste, maldito hipócrita. Que predecible y poco creativo, ya sabía que usarías esa excusa. “Solo démonos un tiempo” si claro. Te puse entre la espada y la pared, te probé por última vez, todo o nada. “Nada” pues me parece bien.

 

Lo único que no te perdono son esas excusas, excusas, excusas. No tuviste la suficiente hombría para mirarme directamente a los ojos y decir: Hay alguien más. Y al día siguiente “Hablemos” y yo, me parece bien. (Masoquista)

 

Mas palabras huecas, se hizo más grande el vacio en mi pecho. “Cuánto dolor, no puedo creer que esto esté pasando” ¿Por qué finges? Ya te has desecho de mí. No me lastimes mas, ya tomaste tu decisión, ya la acepte. Ahora vete, vete y no vuelvas. ¿Por qué las lagrimas? ¿Por qué derramo lagrimas yo? ¿Porque te dejo acercarte? Masoquista, masoquista, masoquista. “Te quiero”, maldito seas. ¿Por qué mientes? ¿Por qué, porque? Un beso, otro, saboreo la sal de tus lágrimas falsas, un beso amargo.

 

Una semana después ya yacía otra entre tus brazos, que rápido y fácil es para ti amar.