Hasta que la muerte nos separe II

Héctor(micorazón)

Se dieron un abrazo como si fuese el último, y los besos que como ungüento aliviaban un poco la noticia de Byron y al mismo tiempo festejaban la dicha en la noticia de Lida.

 

-Travieso, juguetón, así te veo,
pequeño dormilón mi dulce niño,
tu padre y yo anhelamos con cariño
tenerte en brazos, y oír tú balbuceo.


Inquieto eres mi bien en mis entrañas,
y cuando canto una canción de cuna,
tu alma con la mía se hacen una,
y se sosiegan tus luchas y hazañas.

-Te amamos tú lo sabes mi pequeño,
no tengas miedo de venir aquí,
que tu mami y yo vemos en ti,
la realidad de un preciado sueño.

Te ves más bello cada día que pasa,
bienvenido hijo, bienvenido a casa.

 

Esa semana fue la más corta de sus vidas, apenas y tuvieron tiempo de empacar las cosas y ya estaba el vehículo esperando a la puerta para trasladarlos a cuatro horas de la ciudad. Llegaron a la finca, y todo era un encanto:

 

Los árboles frutales que abundaban

unos en fruto otros en flores listas para producir

variadas y sabrosas frutas,

 todo el terreno estaba cubierto de un verdor profundo,

recorrían con sus miradas la espesura

 del césped, la hierba donde pastaba el ganado,

y la casa muy acogedora aunque pequeña

estaba lista para recibir sus nuevos huéspedes.

 

Sin más empezaron a bajar todas sus pertenencias, ya buscándole a las cosas en su respectivo lugar que para la mesa del comedor, que la habitación, un pequeño brasero, la hamaca muy requerida para el reposo, en fin, helos allí, arreglando, limpiando, ordenando todo en su lugar, brillaban sus rostros hermoseados por la frescura del ambiente.

Ella no cesaba de suspirar pues, al mismo tiempo invadía la nostalgia de estar lejos de los suyos, sus amigos, sus parientes no se encontraban cercanos, kilómetros de camino empedrado habían recorrido para llegar aquel lugar.

 

-Hogar, qué tienes, no eres diferente?

eres especial lleno en luz y paz

nunca se muda el fulgor de tu faz,

aún cuando me siento tan ausente.

 

Nostalgia extraña, por qué tan insistente?

consuélate con vernos en solaz

calor de hogar, y no te alteres más,

compañera de mi alma penitente.

 

-¿No ves cariño que eres tú el fulgor?

la paz que se desprende desde el alma

llena los corazones del calor.

 

Bendito hogar no sería mejor,

tenemos nostalgia, tenemos calma,

hogar solo somos tu y yo mi amor.

 

 

Tres meses había transcurrido y la pareja cada vez más entusiasmada por la llegada del bebé en unos cuatro meses más, ya habían empezado a sentirse cada vez mejor en aquel lugar.

 

Todo marchaba con normalidad, la finca era productiva, abundaba en cacao y café, el ganado era atendido además por cuatro vaqueros experimentados y conocedores de los alrededores, de los peligros constantes por bandoleros amigos de los ajeno, además tenían en gran estima a Byron no solo por la recomendación que les había sido hecha sino el trato, la amabilidad, la gentileza el respeto que les mostraba constantemente.

 

Dos o tres veces anteriormente se suscitaron los desacuerdos en horarios en las jornadas de trabajo, pero fueron resueltos sin afectar la calidad del compañerismo. Estos hombres eran más que empleados, esto era su vida, su pasión, amaban el campo y sustentar todo lo que en él se les entregaba era un honor para ellos.

No es posible conciliar con precisión las desavenencias en el ámbito laboral, mientras que no amemos lo que hacemos no nos será necesario observar el cumplimiento del deber sino mas bien entregaremos lo mejor, agotaremos recursos y buscaremos los medios para lograr el objetivo.

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  • Autor: Manny (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de diciembre de 2013 a las 02:11
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 73
  • Usuarios favoritos de este poema: Sophia Sea, fugitivo de las letras.
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