MADIBA

Joel Linares Moreno

En Buena Esperanza,

en la frontera sur de los océanos,
se apagó la antorcha de una vida,
para encender el faro de la historia,
a la que perteneció siempre,
piedra en mano,
fusil en mano,
mano en el barrote,
mano en las manos de un pueblo sediento de justicia.

En los cantos de la tierra primigenia,
en los valles que parieron la humanidad,
en la eterna distancia de los nómadas,

desde la selva herida al desierto caminante

en el canto ancestral del Xhosa;

Si la conciencia tiene piel,
si lautopía tiene sangre,
si la rebeldía respira,
su nombre es para siempre
Mandela.

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Comentarios3

  • El Hombre de la Rosa

    Una genialidad tu preciada poesía amigo Joel
    Un placer leerla...
    Saludos de amistad y afecto
    Críspulo el de la Rosa

  • Rocío V-P.

    Magnifico homenaje a tan admirable figura!

    Un abrazo!

    Rocio

  • wicttor

    Excelente homenaje



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