Como si fuesen ríos de vinagre,
tomrentas de manjar del demonio;
hoy llovió sangre de silencio.
¿Qué le ocurrió al personajillo valiente
que se hacía de prudencia y estrujaba la nariz contra el viento?
Un día,
lamiéndose la voluntad porque no le funcionaba y le dolía
un pajarillo de aire se asomó por su ventana,
mientras vestía lino tornasol
para que nadie lo notara.
"¡Silencio!"- Gritó el eco;
el silencio se enamoró de su eco.
Le escuchaba en los albores del destino
y también en los senderos fuera de él,
lo escuchaba en los rumores de la gente,
hasta se atrevió a dejar de ser, ha preguntar si alguien había visto
un eco que gritaba su nombre.
Triste, angustia.
Enjuto con el tiempo,
vacío con el verano,
Silencio ya no hablaba más, pero ahora porque el agotamiento le forzaba.
"¡Silencio!"- ¡Qué lindo paisaje! Mejor se quitaba la sangre
a ver si así se encontrara con su ensueño.
¡Hoy nos tocó el día!
Silencio dejó caer su sangre, y
¡Ay de nosotros, los bulliciosos!
Nos ha caído de su lamento el baile,
nos toca añorarle su presencia.
Shalom Ferrin
Comentarios2
El silencio,...esa mudez del alma que sin embargo, grita a veces y expulsa los olvidos, ...las ausencias...las nostalgias, o se torna en cómplice, o en indiferente testigo de nuestros demonios.Me gustó leerte Madame.Saludos.
Me agrada su lectura. Gracias, querido.
Precioso poema poeta mía, me envuelve tu profunda mirada, admiro la forma en que separas un momento del tiempo con tanto lirismo, me alegra haberme encontrado con tus palabras, tus latidos, mil besos atados para alcanzarte.
Desaté los besos. ¿Puedo reunirlos para que le alcancen a usted ya no solo en el espacio sino en el tiempo?
Saludos.
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