Sin retorno

Pedro Verlaine

1

La música, la atmósfera enlutada

junto al abdomen de Eros, mi Circeo

de barbas verdes sobre la palestra.

Aquí se ahogó mi encanto, oh maravilla,

oh inhóspito rugir de las palabras

en mi aliento de fiera, no lloréis,

he venido por ti, porque te quiero,

porque anhelo enredar los firmamentos

en tus ojos rasgados por la lluvia,

en tu mirada rota y de horizontes

que acarician abismos como hermanos.

He visto en ti mi hora más amarga,

mis delirios de Sísifo, de Orión;

mis venas, como vellos o raíces

atravesando el falo de los dioses,

que son dioses de guerra, de contienda,

de muerte como vida en plenitud

tras huir sordos todos los temores

por los que, antaño, fieles a su estruendo,

la boca del terror nos estiraban.

 

2

Cuando culmine todo, volveré

con mis alas de pájaro a tu mundo

que es mi mundo también, el que erigimos

sin saberlo, postrados uno al otro

en las tempranas franjas del achaque:

nuestro único desarrollo, nuestro

único sitio fértil con futuro.

Entonces, tras el agitado intento,

me encontrarán desnudo, y en mis versos

habrá una soga que les cuente todo;

mis pies delatarán mi nombre, sucio,

como el alma, y mi boca, como un puente

de estructuras moradas, les dirá:

todo el que sufre, sufre por su bien,

aunque ya nadie sepa bien por qué

y aunque a estas alturas poco importe.

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Comentarios1

  • rep

    "Hasta los malos poetas aman la muerte".



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