EL POETA DEL DOLOR

Graciano Chacon

 

2da. parte

Vertía dolor por sus venas que filtraban agonía

La sangre se le manchaba con el temor que sentía.

De prisa como el que huye dando gritos de  terror

Así cabalgó el poeta esa tarde del error.

 

No quiso contarle a nadie, solo en su mente guardó

Para mayor sufrimiento en sí mismo se encerró,

Después se escuchó en el eco un grito desgarrador

Era el llanto del poeta clamando por su perdón.

 

¿Lo escuchó? ¡La lejanía! este mundo es sin dolor

Cuando perforó su alma el poeta se quejó.

El solo habló con la luna, ella si le comprendió,

No llegó a ver los aretes de la luna  de su amor

 Solo su collar de perlas que en su cuello se lució

Eran perlas de sus lágrimas que la luna recogió.

 

Se sentó en el jardín con la luna esa noche

A inhalar las fragancias que las flores expedían

Aromas inconfundibles que al poeta le ofrecían,

La casa estaba muy sola, por su sombra lo sabía

Igual se encontraba él, le ofreció su compañía.

 

Tomó una flor en sus manos, la olió muy profundamente,

Después la llenó de besos, a la flor muy tiernamente

Con sus manos temblorosas como con pena también,

Fue desprendiendo sus pétalos para a la luna ofrecer.

 

Después de aquella corola que quedó al atardecer

Le dio pena con la flor que le quito su poder,

Motivo para llorar el poeta otra vez

Al ver la corola calva de la flor en su vergel.

 

Después se acostó a reír de ver la flor desplumada

Perdóname amada mía, que siempre son mis soñadas

Y por siempre vivirás en el centro de mi almohada.

 

Allí se quedó dormido, las flores lo perfumaban;

La luna iba en su paso con su  frialdad lo abrigaba,

Solo en su sueño sentía la libertad que el amaba

La noche no le fue larga, la compañía es soñada.

 

Las flores en el vergel, la luna que le alumbraba

Fue saliendo lentamente de esa casa desolada,  

Su mirada era muy triste, líneas de sangre paseaban

En el andar de sus ojo  en la marcha que él llevaba.

 

La mañana le avanzaba, el sol le era inclemente

Cabalgando en sus espaldas

A su paso no encontraba una sombra que abrigara

Su piel forrando los huesos, las arrugas de su cara

Siguió camino adelante no quiso botar la carga.

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Comentarios4

  • El Hombre de la Rosa

    Bellas las preciadas letras de tu poema estimado amigo Graciano Chacón
    Saludos de afecto y amistad
    Críspulo

  • Graciano Chacon

    Gracias poeta me anima seguir trabajando.

    Saludos

  • mariarl

    bello niño muy lindo

  • Graciano Chacon

    Agradecido por su comentario



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