LA ÚLTIMA NAVIDAD SINTIENDO AMOR.

elrincondeeloisa


Estoy sentada, en la penunbra,

de una tarde de lluvia que no veo su final.

Quería hacer muchas cosas

esta tarde de Diciembre

que me impidieran pensar

que en apenas unos días

está aquí la Navidad.

Diez días apenas quedan..

Pero el día se ha torcido.

Parece como si el destino

se pone de acuerdo a veces

con un tonto desatino;

y pasa como pasa hoy.

Con el frio, en la  mañana,

arreglando mi jardín,

recortando algunos setos,

plantando un romero nuevo

pensaba en la navidad... 

regaba, olía menta y lavanda,

la hierbabuena, el tomillo...;

y mira si es desatino

que ha comenzado a llover.

Ya no haré lo que pensaba.

Las horas se me hacen lentas

y entonces, como suele suceder

cualquier otro día de estos, 

renacen esos recuerdos,

los recuerdos del ayer;

devuelven a mi memoria

la última Navidad, pasada,

cuando aun sentía el amor. 

Era otra  Navidad...

la primera estando sola,

o así la quería pasar,

como la quiero este año,

sin reuniones, sin cenas

sin postales del belén

sin bolitas de colores

ni árbol de navidad,

sin villancicos, sin tracas....

La pasada Navidad...

 fue la última,

que pasé sintiendo amor.

Varias gentes me invitaron

a que comiera en su mesa,

y con varias accedí

porque ellas no sintieran

que yo quedara pensando

que se olvidaban de mí.

Compré regalos amables

por cumplir con su bondad.

Compré billetes de tren

y despues los fui a cambiar

para acortar el viaje que debía viajar.

Cuando llegó Nochebuena,

con los regalos guardados

y confirmada la cena

con quien me había invitado,

recibí aquella llamada.

y era él, mi amor, 

siete años de mi vida;

siete años, que un mal día,

un azar, un desatino,

un mal amor,  la casualidad,

 quisieron que terminara,

 que dejarán de ser mas.

No me sorprendió su gesto.

Hablábamos sin parar

cada noche, cada día,

en la calle, su casa, o en la mía,

distintas casas entonces,

que una fueron tiempo atrás.

Era él quien me llamaba.

y cogí el auricular pensando

que en el día de Nochebuena

me quería  felicitar.

Era antes de cenar, y esa noche,

 que yo vivía callada,

que me dejaba llevar,

su voz amable me dijo

que estuviera junto a él.

Falté a todo compromiso;

falté a quienes me llamaron,

a mi ciudad, a  mi gente

falte a quienes bien sabía,

me querían de verdad,

y me acerqué hasta su casa,

 mía en otra Navidad.

No se si fue la añoranza, 

o es extraño sentimiento

que llaman culpabilidad,

o ese miedo a verte solo

sentado en algún sofá,

o, solo necesidad

de sentir que tienes cerca

a quien hoy no puede estar,

 porque está dando un abrazo

a otro hombre, a su rival.

Fuimos amables al vernos.

¡Que  añoranza de  los dos!

Yo la mía y el la suya,

Esta sería una noche

de estar cerca, sin hablar;

de querernos nada mas.

Baje del coche una bolsa

con esas cosas de siempre

que se llevan a algún sitio

por si te vas a quedar.

Sentados frente a la estufa

veía la leña arder

mientras cenábamos juntos,

y pensaba en esa hora

en que debía marcharme

de su casa hacia otra casa

donde ver amanecer.

Hablamos de los recuerdos

agarrados de la mano,

sonriendo con ternura

puede que por nuestro ayer.

Yo, nerviosa por el tiempo

 y por no saber que hacer,

y él...no se.

Brindamos por ser felices,

y sus palabras amables

me invitaron a quedarme.

Se que yo,

aun lo quería,  

aun tenía esperanza

de que volviera a quererme,

que algún día el olvidara

lo olvidable y volviéramos a ser

 él y yo, y aquel lugar.

Iba pasando el tiempo;

sonaron las campanadas

y estando frente al leña

encendida aun de amor,

el me quiso como siempre,

igual que lo quise yo,

y entrada la madrugada

nos fuimos al dormitorio

que arreglamos con amor

cuando poco tiempo atrás

nos jurábamos querernos,

jurábamos felicidad,

nos prometimos unirnos

sentados en unos bancos

de una vieja catedral.

Nos quisimos esa noche,

la noche de Nochebuena.

Yo lo quise de verdad.

Cerré los ojos a todo y

sentí que me miraba

como sin querer mirar,

entre las sábanas suaves,

calientes y perfumadas.

En mi revivió el amor.

Todo fue dulce y amable,

bonito, hasta en el pudor.

Fueron unas horas bellas

que el siguiente amanecer,

quiso que se acabarán;

y se prolongó el amor,

y con el sol asomado,

 llegado ya el mediodía,

cuando alargando el momento

en que debía marchar,

me pidió que me quedara

a pasar la Navidad.

Llegaron a compartir mesa

algunos de su familia,

esos con los que durante años

compartimos nuestros días,

el café y la sobremesa,

ellos que para mi fueron...

lo que pude hallar aquí.

Yo dudaba si quedarme

aunque quisiera no irme,

y mirándome  a los ojos,

apretándome las manos

para hecerme sentir bien

me respondió sonriendo,

con un abrazo y mil besos:

¡Quiero que estes hoy aquí!

Contestamos las llamadas

que las familias hacían

con mas o menos sorpresa

cuando escuchaban su voz,

o mi voz, juntas allí 

esos dos días de amor.

Cuando nos quedamos solos 

ya un poco entrada la noche

en la que fue nuestra casa,

 llorándome el corazón,

hicimos el amor de nuevo

al calor de aquellas brasas,

como queriendo que el tiempo

no quisiera correr ya.

¡Ojala, que se parara

para haberlo amado mas!

Fueron pasando las horas

y la noche nos llamó;

de nuevo esa madrugada

me calentó su calor.

Los cuerpos nos arrullaban,

las palabras nos surgían

en un susurro cercano

cuando me hacía el amor.

Al llegar el nuevo día

en que yo debía partir,

me acompaño hasta la verja,

una despedida cálida

y sin darnos un adios,

solo, un -Te quiero pequeña- 

Solo nosotros sabemos

lo que vivimos los dos

cuando en el andén estaba, 

tan delgado, tan mayor,

despidiéndome su beso.

El regrasaba a su casa

y yo, me iba en aquel tren.

Allí solo se quedaba,

en nuestro nido de amor

de la última Navidad.

Ha parado de llover.

En este cuarto hace frio..

Aquí no hay estufa con leños.

Nadie susurra palabras,

que ahora, está escuchado el,

lejos de aquí, en otra parte,

en nuestro nido de amor,

junto a un cuerpo mas lozano

que no se muere de amor

porque la otra Nochebuena

mientras las brasas cubrían

entre el y yo nuestro amor,

ella abrazaba otros brazos.

Esta Navidad es otra,

no la que sentí el amor.

Esta Navidad...

tal vez sienta que está solo.

Tal vez...

se sentará ante las brasas

intentando un nuevo amor.

Tal vez...

como cuentan malas lenguas 

haya acabado ese amor,

que dicen, para el ya se secó.

Tal vez...

en un extraño minuto

recuerde que una nochebuena

le regalaba mi amor.

Ya son otras Navidades

  • Autor: Eloisa (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de diciembre de 2009 a las 09:00
  • Comentario del autor sobre el poema: DEBO PEDIR DISCULPAS POR QUE ESTE POEMA LO PUBLIQUÉ HACE UNOS DÍAS, PERO....LEYENDO, DECIDÍ QUE DEBÍA CAMBIAR ALGO. POR ESO LO PUBLICO DE NUEVO, CON OTRO RITMO....ESPERO QUE OS GUSTE MAS. PERDON DE NUEVO Y FELIZ NAVIDAD A TODOS.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 370
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Comentarios2

  • PoemasDeLaSu

    Me encantó, de esta manera o la otra.
    Muy hermoso. El sentimiento y la emoción me corrieron por la espalda.
    Besos

    • elrincondeeloisa

      Muchas gracias delasu. Eres una seguidora incondicional; nunca olvidas. Triste poema en navidad que me costaba finalizar, como si nunca se acabara de escribir.

    • Libra *M*

      Siempre que releemos nuestros poemas nos damos cuenta que se pueden mejorar.

      Petonets,

      Libra *M*



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