Ardiente sol que iluminas el camino,
de tezontle roja piedra, caliza y lodo, 
que quemas las espaldas de tus devotos hijos,
que de blancas humildes vestiduras y de sandalias de maguey 
se abren paso entre el tumulto,
de atavíos de turquesa y madera sus rostros están, 
y atadas al tobillo pequeñas lindas conchas sonar. 
Caminar entre personas gritando, ofreciendo e intercambiando 
ya que en el tianquiztli el alimento es de variedad,
aromas de incienso,copal y hierbas, aroma a creencia, religión y cultura... Esa es la vida del pueblo de la tuna.
Caracolas que empiezan a sonar, 
señal de un nuevo rostro en el tzompantli, 
señal de un sol que muere sediento... señal del inquieto cuchillo de obsidiana por destazar.
Ante ti dios ardiente, el pequeño rojizo y latente corazón,
ante ti dios ardiente que pide clemencia un hijo combatiente.
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                        Autor:    
     
	izacgennyc (Seudónimo) ( Offline) Offline)
- Publicado: 16 de agosto de 2013 a las 01:41
- Categoría: Amor
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa

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Comentarios2
cultura azteca solo eso es
Escelso tu bello poema de amor amigo Bloods Love
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