๑۩۞۩๑ Maktub y el viejo Matías ๑۩۞۩๑

Mujer Nagual



(...) Sorpresivamente, abandoné mis dudas racionales y me puse a investigar el lugar. Fue como si una fuerza ajena a mí, tomase el control de la situación, al verme totalmente desprotegida. El cielo estaba despejado y calmo. El sol se encontraba radiantemente enceguecedor, tanto era así, que me nubló la visión. Pese a esto, pude discernir, a lo lejos, la silueta de un hombre, que se hallaba sentado a orillas del mar. Pensé que él podría decirme dónde me situaba. De modo que, me acerqué sin dudarlo, él giró su rostro para observarme. En ese momento, vi que el hombre era un pájaro, pero descarté inmediatamente aquella alucinación. Sacudí la cabeza y lo miré. Él se sonrió y me saludó exageradamente. Me arrodillé a su lado, y le pregunté su nombre. Me dijo que ese asunto lo tenía un poco confundido, pero que creía llamarse Matías. Pensé que el hombre estaba loco y quise salir corriendo, pero algo me detuvo.

 

Matías- ¿Y, de dónde vienes?

Maktub- Pues, no lo sé en verdad.

Matías- ¿Qué, no me digas que abriste los ojos y apareciste aquí? – se rió- Después resulta que el loco soy yo.

Maktub- En ningún momento pensé en que usted estaba loco, o algo similar. Mire, realmente estoy perdida, puede decirme usted dónde estamos.

Matías- No, claro que no.  No lo sé. Viví por años en estos alrededores. A poco que ya estoy atrapado. Yo le llamo, la inmensidad de Roberto.

Maktub- ¿Cómo es que usted no sabe? ¿Quién es Roberto? ¿Acaso usted me está tomando el pelo?

Matías- Lo cierto, es que no sé dónde estamos, jamás me preocupé por ello. Roberto es el mar, salúdalo. ¡Hola Roberto, qué tal!. –Había tal expresión de diversión en sus ojos que no pasó desapercibida-.

Maktub- ¿Un mar, que tiene nombre? O usted está fuera de sus cabales o me está haciendo una broma.

Matías- Qué broma, ni que broma. Éste se llama Roberto –dijo señalando el mar- ¿Por qué no lo saludas? 

 

Sin quererlo, me acerqué hasta la masa de agua. La observé un tiempo, algo me hacía fijarme en ella intensamente. De repente, aquello que me atraía, atrapó toda mi atención. Me sumergí, sin premeditación, en el mar. No sentí el líquido en la piel, más bien tenía la sensación de haberme arrojado a un vacío, por el cual no paraba de caer. De pronto, la vi a Hurux, estaba conversando conmigo bajo la copa de un árbol. Yo observaba la escena desde fuera, hasta que algo me jaló. Era Matías que me sacaba del agua con una fuerza inconcebible.

 Matías- Si te quieres matar, avisa antes. No me gustaría ver cómo te ahogas. Hoy Robertito tiene mucha hambre, ten cuidado.

Maktub- ¿Pero qué fue lo que pasó?

 Me largué a llorar. Matías me abrazó; para mi sorpresa, estar entre sus brazos, no me causó repulsión ni fastidio, sino una clara sensación de familiaridad y afecto.

 

Matías- Ya ya –dijo consolándome- Es sólo que este mar, no es como los otros. Te adentraste en un océano de poder. ¿Qué viste?

Mi cuerpo dio una sacudida. La situación había dado un vuelco inesperado, de pronto, el viejo loco, se había vuelto una persona merecedora de todo mi afecto y devoción. Todo era tan extraño que me dio pavor. Su pregunta me tomó por sorpresa. Le contesté como si él supiese toda mi historia.

 

Maktub- Es que vi a Hurux, yo estaba con ella, lo juro, allí estaba. –Contesté exasperada-.

Matías- Claro que allí estabas, pero también estás aquí –Fijó su mirada en mis ojos, mi estómago se retorció-.

Maktub- ¿Qué sabes de ella? ¿Qué me hiciste?

Matías- Cálmate que yo no te hice nada, es sólo que todavía no puedo explicarte todo esto. Es algo que tienes que descubrir por tu propia cuenta. Yo sólo soy un viejito loco, ¿Recuerdas? –Sus ojos brillaron de maldad-

Una ira sobrenatural me invadió, me di media vuelta y comencé a marcharme.

Matías- ¡Que te vaya bien, ojalá sobrevivas a la obscuridad de la noche! – exclamó entre risas-

 En ese momento, me di cuenta, de que aún no sabía dónde me encontraba, y por lo tanto, no me convenía irme a ninguna parte. Mi única esperanza, era quedarme junto a ese viejo idiota, y salir cuando amaneciera, ya que pronto se pondría la Luna.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Muy generosa la belleza de tu preciosa y genial prosa amiga SashaB
    Saludos de amistad
    Críspulo

    • Mujer Nagual

      Te agradezco por tu lectura.
      Que tengas un bello día.
      Otros para ti.



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.