Poema 1

Paul F

-Ya nos veremos pronto, mamá.

-Dios te oiga, mi amor... Dios te oiga.

 

Y ese tu dios, en quien he querido creer tantas veces,

nunca ha sufrido el desalojo.

Jamás dejó de hacer querubines

en la arena de un seno,

nunca dejó el primer pan.

Siempre fue, o siempre quizo ser.

 

Mas ahora son los recuerdos:

Tus ojos cansados de amor,

el cielo de tus manos con un solo anillo,

el néctar que todo lo cura, tus lágrimas:

La razón. Dios.

 

Ahora es cuando a mi piel le hace falta la tuya...

A mis cabellos, la expedición de tus dedos benditos

A mi paladar, tu brujería de orégano, sal, leche y amor

A mis noches, tus besos coronando mi frente

 

Pero, ¿por qué ahora?

Es en este paso de sol donde se quiebra tu voz

En este domingo de mayo nace el cielo más triste

a cada paso lejano de ti.

 

Y sigue ese dios indolente

que nunca vio unos ojos llorosos como yo veo a los tuyos.

Que no entiende, que no sabe cómo te sufro.

Ese dios que ahora coloca en ceniceros las colillas de tu corazón

exhala un humo celeste, tu esperanza y tu vida.

Quien ha quitado tu órgano de suspiros.

Quien me ha arrancado de ti y ha puesto a la vida de muro infranqueable.

¿Por qué habría de querer unirnos?

 

Pero son mis manos que te extrañan,

mi corazón armado de tus palabras.

mi piel vulcanizada por la distancia.

Son mis armas.

 

Mi blasfemia por amarte a ti por sobre todas las cosas.

 

Porque he de encontrarte.

Porque he de regresarte la mitad de tus lágrimas

convertidas en risas de mariposa;

y la otra mitad, en ríos de felicidad

  • Autor: Paul F (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de julio de 2013 a las 18:48
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 62
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