Poemas para Maratonistas Licopodios (2/3) (km15 a km 28)

huertero

 

Km 15

 

Mi corazón late

le ruego que pulse

le exijo que bombee palabras

que han de pasar por

los ojales de los cordones.

 

  

Km 16

 

Líneas articuladas.

Espejos a pasos firmes.

Ríen, lloran las pieles

ajenas a sí mismas.

Algunos transportan almas

otros corren en busca de ella.

 

Km 17

 

La verdad rigurosa

el entrenamiento también.

Cuerpos  relevan lo hondo del ser

Un sorbo de agua y más…

La reina a la intemperie.

El frio es tentador.

La ciudad daliniana

relojes derritiéndose

en muñecas de carnes.

Listones verticales aplauden

el paso de los corredores.

Por encima de los hombros

por encimas las viseras.

 

Km 18

 

Hombres de espaldas verticales.

El silencio primordial las manos en posición ok.

Después de todo la superficie se enciende.

Aves dicen que son horas

doradas las agujas demarcan el tiempo.

Las manos en posición ok

aquí va otra serie más de velocidad.

 

 

Km 19

 

Al alba la razón

se sorprende de los colores

que nacen y mueren.

Se da que la intemperie

opone su violencia.

Una masa tan real de inexactitudes.

Cabalgamos nuestras propias almas.

Usamos palabras como espuelas

la  memoria empuja al kilometraje.

Piel antigua quien

narra corre con ellos.

El silencio hace al sentido.

El frio navega en láminas de cristal.

Soy tan frágil y callo.

 

 

Km 20

 

Mis huecos, ojos huecos

el sonido de palabras.

La conciencia maniatada a

destiempo de la medianoche.

Es tiempo de parpadear

y dejar que corran las nubes

en el murmullo de la palabras.

Siluetas de marionetas

el papel las tijeras

en el hueco de mis ojos.

Las hojas en la tierra

el agua trasvasa blanda

tanteando la eternidad.

 

Km 21

 

Encolumnados los postes de luz

el perfume a tierra mojada.

Frio… mis mejillas sobreviven.

Inevitablemente dejo huellas intangibles

en busca de un presagio escondido

                                                       en la publicidad de los colectivos timados.                         

Precede el amor inevitablemente intangible.

La sombra acanalada 

detrás de las huellas dobladas.

 

Km 22

 

Voy en busca de los años que restan.

El sonido masticable.

La lengua devana saliva.

Se contraen convulsivas

las revelaciones y mis arrugas.

Hombres mujeres detrás de

las vallas no me distraen.

Soy polvo verde al sol.

El resto rostros desiguales.

Grito incandescente en

punta solemne garganta.

 

Km 23

 

Ciego en la huella.

Lentamente la extensión se ilumina.

Por los ventanales emergen

simétricos instruidos  maratonista.

Hubo otros inviernos y

más dulce el vino.

Hubo otros inviernos y

otro suelos perfilados.

Enigmáticas palabras…a tal

ligereza todo es incoherencia.

El sol puntea centellean

las solapas de los visitantes.

 

Km 24

 

Se fuga escalando el viento 

descubre  el fuego sometido. 

Ahora la hoja es piedra 

la fuente aún lejana. 

Navegante de cavilaciones 

purificando  el ahora. 

El infinito posee máscara

la poesía melodía en la brisa.

 

 

km 25

 

Tormentosos verbos líquidos.

Sediento recalando en evocación.

Nebulosa fantasía de borbotones

de manantiales pezones.

La sangre se alimenta de fibras

de rocas calientes 

en todo este  recorrido el rio está presente

y mi cuerpo en constante custodia.

La inercia la precipita

mi imaginación a la deriva.

Pertenezco al  aquí

al ahora este presente frio

vestido de  chambergo.

  

Km 26

 

Calla mi boca

gritan mis fundamentos.

De noche intimará mi faringe

 por mis pies.

El tiempo cuantificable.

El aire por los poros ingresa.

Aquilato mis ideas

desde el silencio crispado.

A los gritos ambivalentes.

Todo es movimiento aquí.

El azar en el arte.

Mis uñas piden ser enmarcadas.

Las palabras moldean los cuerpos

con firmeza con cadencia.

Súbitas  almas acompañan

la basta paciencia.

 

Km 27

  

Oprimido mi yo real.

Un puñado de arena

me enmarañó con hojas muertas.

Desconcentrado perturbado por

arrogantes poemas en el polvo del olvido.

Aun de pie aun ileso

escaneado señas reveladas.

Amables carcajadas e irónica comprensión. 

Soy un hombre pequeño

la naturaleza a la vista presente.

Más cielo frente a frente.

 

km 28

 

El sonido a nada atrae mi nombre

una vez mas no me detengo a escucharlo.

Hay van los nuevos náufragos

de piernas impalpables

de espasmos abdominales.

Abandonados por la resaca

maderos de músculos a metros

la playa de estacionamiento.

Oigo el eco de quejidos.

Oigo el pedido de agua.

Los verbos aumentan su intensidad.

No me atrevo abrir la boca.

En silencio canto Ciao…

  • Autor: Carlos Casagemas (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de junio de 2013 a las 08:41
  • Comentario del autor sobre el poema: Hace tres meses y medio (3 1/2) cuando comencé a entrenar me dije hasta convencerme que debía dejar de escribir y lo venia llevando bárbaro hasta hace un mes atrás que complete el recorrido de entrenamiento de 40 km y de ahí me salían palabras imposible detenerlas....bue aquí están....
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 326
  • Usuarios favoritos de este poema: Mar (Bar Literario), Sara (Bar literario).
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Comentarios2

  • Coty

    Me encanta!! Linda forma de hacer poesía, con el corazón agitado, las piernas adoloridas, entre inhalación y exhalación y sudores y sed... y los versos que van acompasando la marcha y que en cada kilómetro dejan una enseñanza... me encanta!...muy bien!!

  • Mar (Bar Literario)

    Pues menos mal que no dejó usted de escribir. Le juro que me encanta su poema *_* Todo parece como distorsionado, pero transmite un mensaje de "no te rindas aún".



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