DAME LA CUNA

Antonio Fernández López



         

 

 

                             para Alba

 

     Dame la cuna para el niño en flor.

Como sierpe se yergue, no descansa;

sube y crece como la vida.

 

     Dame la cuna de viento tierno.

Quiero incrustar mil besos en su cara,

acunarlo, dormirlo en paz.

 

     Sobre su vida de miedo y desamparo

quiero tejer una respuesta limpia, de amigo,

una palabra dulce.

 

Pero...

Digo niño y me tiemblan las entrañas.

Tengo que andar con tiento

para impedir que caiga cada gota de hiel sobre su carne.

La siento resbalar y la sostengo a manotazos.

 

     El veneno es el aire casi,

es casi respirar junto al niño,

es la mirada casi, el sueño, la presencia.

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