SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS.

 

Roberto Reyes Cortés

5º.reyes

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-------SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS.--------

 

 

Atrapado por las nubes

y entre sucesos dorados

archivados por el tiempo,

vive un emporio encantado

que recuerda los cantares

de los viejos monasterios,

en que anidan los misterios.

 

Cobijado por la niebla

y los duraznos en flor,

se destaca entre los cerros,

despertando en las mañanas

al tañer de sus campanas,

exhalando los perfumes

de sus portales dorados.

 

San Cristóbal de Las Casas,

Jovel, para los nativos,

  es quieto remanso en el alma

que te trae mil suspiros.

 

Es una fuente de vida

que corre entre  manantiales,

es un destino y es casa

para asentarse por siempre

y perderse en sus raudales.  

 

 

 

 

 

 

Remontando tiempos idos

cuando comienzan los mitos,

 se fueron tejiendo historias

de quimeras inmortales.

De empedradas callejuelas,

sus plazuelas y mercados,

sus templos fortificados,

sus escuelas afamadas

y toda su arquitectura,

muestran bellos panoramas

que son regalos al alma

y símbolos de esperanza.

 

Bella eres como ninguna,

hermosa ciudad de encanto,

no existe quien te visite

que no se marche añorando.

 

Porque su pueblo es de siempre

de gran cultura arraigada,

para dar la bien venida

al llegar a esta morada.

Por las noches congeladas

por las ventiscas del norte,

se miran velando sombras

que reviven las andanzas

del gentil conquistador.

Y de damas de alta alcurnia

que exhibiendo su hermosura

se entregaron con la luna

en los brazos del amor.

 

Es que su ambiente y su gente,

son castellanos remedos

 de cuando llegaron  hidalgos

 con sus aires Españoles

para fundar nuestra raza.

 

 

Para hacer de San Cristóbal,

un tierno hogar, su linda casa,

con un cielo azul celeste

que vivirá para siempre,

a montañas abrazada.  

 

Eres tan bella y tan noble

que describirte no puedo

y solo quiero rogarte,

que no te mudes por nada.

 

Y que sigas conservando

las voces y los colores

que un día de primavera

por el mar fueron llegando.

Que seas como una almendra,

querida ciudad de antaño,

que yo te llevo en el alma,

porque eres

 mi dulce prenda.

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