Canción de invierno

Liel

 

 

Trinan en silencio las aves en su nido, 

la mañana tímida, no desea despertar, 

las sombras rondan atrevidas e imprudentes 

y  el invierno rebelde, no se quiere marchar. 

 

¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue! 

 

Dadle paso a la primorosa alborada 

que de luz nítida, mi cielo oscuro pintará. 

Dejad que las aves entonen su canto 

sembrando melodías de dicha y paz. 

 

No perturbes en mis ojos, la mirada, 

no propagues en mi alma las nostalgias 

y en mis débiles pasos, más  inseguridad. 

 

¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue! 

 

Abandona mi pecho dolido y triste, 

dejad que se inflame de felicidad. 

 

Han sido tantas las penas y sinsabores, 

que mis ojos han llorado en la soledad, 

que cada lágrima se deslizó por  mi rostro 

dejando  surcos  estampando mi edad. 

 

¡Basta ya de tu castigo invierno! 

Hoy merezco de ti, algo de piedad. 

 

Vete silente o con algarabía, en puntillas, 

con la lluvia descalza, lavando las calles 

de la mano del viento que despeina  mi ciudad, 

como desees, pero ya anda y vete, vete, 

no te quedes ni asomado en el brocal. 

 

Invierno rebelde,  ya has cumplido  tu tiempo, 

has madurado con tu cabellos blancos 

has cumplido, como  el calendario,  tu edad. 

 

Dejad que se alcen los  manzanos blancos 

y la primavera borde colores en los duraznos, 

que el sol madrugue en mis ansiadas ventanas, 

que hasta ahora, están vestidas  de oscuridad. 

 

Dejadme acallar mi desconsolado  llanto, 

dejad que aflore  mi vocablo y mi risa, 

que brote el  beso  dormido en mis labios, 

y que mi voz despierte  mi dormida soledad. 

 

Tú me arropaste frío y rebelde invierno 

una noche de julio, cuando mi ventana abierta 

sin sigilo y sin miedo te dejo entrar. 

 

Recorriste mi cuerpo cual bravío torrente 

y en mi pecho blanco te alojaste sin preguntar. 

Invadiste mis recuerdos destrenzando pensamientos 

y como pétalos de flores se desprendieron uno a uno, 

cayendo  al vacío,  por una  cascada demencial. 

 

Perdí mi nombre, mis ilusiones, ya no pude soñar, 

el rocío de mis sienes se volvió escarcha 

y todo fue una ronda de figuras,  de aspecto fantasmal. 

 

Mis palabras incoherentes eran sonidos sin ruido 

que mis labios callados, no dejaban de pronunciar. 

 

La locura me abrazaba torturando mis noches, 

fustigando como látigo sin permitirme el  pensar. 

 

El delirio intrépido, taconeaba en mi frente 

como la  lluvia taconeaba en mi ventanal. 

 

Y yo vociferaba loca… pérdida del tiempo, 

arrumando recuerdos en mi memoria ida 

que solo deseaba dejarlos, en un suspiro escapar. 

 

Fui prisionera en tus largos brazos, en tu andar, 

me robaste el aliento… la vida y todo lo demás. 

 

Cruel, pérfido y rebelde invierno, ya me acechabas, 

cuando en otoño bajo los castaños me dejé enamorar 

por aquel  viajero que venía, naufrago del mar. 

 

Fue la noche aquella… cuando a luz de luna 

su boca sedienta a la mía comenzó a besar, 

tu ya te anunciabas, si…  como celosa tempestad, 

asustaste al  grillo que plácidamente  dormía 

quien  emprendió la huida ligero, hacia el humedal. 

 

Alzaste con furia a las hojas empalidecidas y caídas, 

que sumisamente se dejaron en tus alas llevar. 

Fuiste tu, que ya vaticinabas que no sería real… 

Que mi viajero naufrago,  tendría que transitar. 

 

Y sucedió lo que tú tramaste y presagiabas, 

se marchó mi viajero naufrago, hacia otro lugar, 

me dejó un beso en los labios, una rosa en mi portal. 

 

La luna  se cayó de bruces tras las altivas montañas 

y desesperanzada  no se volvió nunca más a asomar. 

Y le llamé… Grité su nombre! En vano fue mi llamar. 

 

Se suicidó  el sol esa tarde, ahogándose en el litoral 

y no quedó en la blanca arena,  huella de sus pasos, 

fue borrada y deshecha, como las olas desechan la sal. 

 

Ay, mi alma se trizó y fue más noche que la noche misma, 

se fraccionó  en mil pedazos como se triza un roto cristal 

y una espina se clavó en mi pecho comenzando este a sangrar. 

 

Agónico dolor que hiere en lo más profundo y no mata, 

hiel que se aloja en la boca provocando nauseas… 

temblor que arquea el cuerpo y duerme las manos, 

lágrimas calientes, rebanadas del alma que se desmigajan, 

cadena de sollozos y suspiros que el aire en su boca atrapa 

y  que va derramando en su camino para su voz acallar… 

 

Fue un  tiempo largo acompañada  de su silente ausencia, 

a la cual yo le hablaba en mis oscuras noches sin razón. 

 

Acurrucada como ave herida abatida, que fallece en un rincón 

me quedaba espiando hacia el sendero que un día le llevó 

y escuchaba sus pasos… su risa y el sonido de su voz… 

 

Locura, demencia, paranoia, furia, rabia y alucinación… 

Gritaba, gemía, reía… lloraba, estaba loca, loca de amor, 

nadie  comprendía lo que me sucedía, algunos se burlaban 

y otros me señalaban, lanzándome miradas de compasión. 

 

Y heme aquí hoy día…  clamándote de rodillas que te vayas… 

Que abandones mi alma sufrida y me permitas un poco de paz. 

Que dejes que vuelva a mi la vida, como hace tiempo atrás… 

 

¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue! 

 

No mutiles mi memoria ni desgajes mis recuerdos, 

dejadme abrazar la mañana esplendorosa en mi pecho, 

que mis ojos opacados vuelvan con ternura hoy a brillar, 

que  la sonrisa se trace en mis labios desdibujados , 

que mis cabellos  blanqueados vuelvan  el aire a perfumar. 

 

La locura se ha retirado, he despertado a un  nuevo sol. 

Dejadme, entonces, solo dejadme invierno rebelde, respirar. 

 

Que la primavera amanezca reviviendo mi esencia… 

Que las ilusiones  borden azules  sueños a mí alrededor, 

que canten las aves,  el jilguero plácido en mi corredor, 

que las estrellas se prendan  lucientes en mi balcón, 

que la luna y los astros titilen a lo lejos con resplandor. 

 

Dejadme, sigue tu camino invierno… vete por favor 

y dejad que vuelva la dicha, a anidarse en mi corazón, 

porque la espera termina, mi viajero regresa,

a mi ribera  hoy. 

 

 

Liel 

 

 

 

  • Autor: Liel (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de junio de 2013 a las 22:38
  • Comentario del autor sobre el poema: Cuando me encuentro en silencio y colgada a las letras, voy tratando de escribir y plasmar sentimientos, tal vez propios o de otros que no pueden expresar su sentir, lo que me provoca satisfacción y gozo, de poder hacerlo y sobre todo, compartirlo. Esta Canción de invierno, es quizás el poema más extenso que he escrito y lo he disfrutado.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 92
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Comentarios3

  • Tizzia Holwin

    Hermosamente descrita la historia del amor Liel.


    Te abrazo

    • Liel

      Gracias Tizzia por estar.

      Un abrazo desde el sur hermoso donde vivo.

      • Tizzia Holwin

        Al contrario Liel, gracias a ti por tan bella entrega.

        Recibo tu abrazo desde el sur
        Y te envío otro desde el norte
        Mi hermoso México.

      • Juan Senda



        MARAVILLOSO POEMA DE AMOR QUE PARECE SUBLIMAR TU QUERIDA ALMA. ME ENCANTAN TUS TIERNOS SENTIMIENTOS QUE EXISTEN EN TU ALMA TIERNA

        CON MI CARIÑO DESDE MI TIERRA...

      • Liel

        Gracias Juan por tu pasito a mis escritos y dejar tus comentarios.

        Saludos



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