Buscando el cielo

ULISES CAPELO

Ya el verano ha llegado
y con él la flor del viento
que es el triste contento
de los niños solitarios.
Las hojas se han secado
y despejado el firmamento
se oyen gritos de lamentos
de viejos árboles quebrados.
 
Los días en corto caos
van pasando, y con el tiempo
descubro en el polvo lento
que mis sueños han quedado
muchos pendientes del pasado
elaborados con sentimiento,
aún en el amor violento
subsistentes por lo esperado.
 
Es que el sol me ha explicado
que el verano no es desierto,
que incluso en el silencio
se puede encontrar dorados
segundos muy limitados
que hablan fuerte en secreto
y dicen que lo concreto
es el amor inacabado.
 
Que es el amor el que ha arribado
hasta estos valles de lamentos
ardidos como en flamenco
con coros por separado;
que no hay hombre olvidado
entre las hileras de un cuento,
peor dentro del un convento
un Dios que no es rezado.
 
Cabellos alborotados
dan cuenta de lo que cuento
y de esto que ahora siento
contados versos quebrados,
y es que lo que no ha sonado,
es lo que quiero encerrar adentro
de todo un trillar escueto
de anhelos desesperados:
 
Soy como un niño ignorado
por adultos en desconcierto
que luchan por ser perfectos
en críticas a un liberado
pastor solitario, amado
que piensa en los defectos
de tantos santos directos.
- pobre estúpido engañado -
 
Al final del día apagado
recojo todo lo cierto,
lo simple, lo no discreto
de los sueños maravillados,
y empiezo a dejar clavados
en los dinteles del recuerdo
hasta que llegue el momento
en que ellos sean valorados.
 
Con la noche, noche de esclavos
sometidos a sueños viejos
van cayendo de los espejos
imágenes del niño errado,
de juegos que no acabaron
pues un niño vive adentro
de un hombre que cuenta quieto
sus últimos segundos contados.
 
Quisiera ser yo pasado
y no envejecer con el tiempo,
luchar duro contra el viento
que cambia lo estatificado;
quisiera ser un muchacho,
pero que triste es aceptar que es cierto
que tuve la oportunidad por completo,
que espero ya lo inesperado.
       
        *  *  *
 
Vida como te he derrochado,
de tanto disfrute bueno,
del pensar falso y pleno
nada he aprovechado,
nada me ha quedado
sólo cientos de arrepentimientos
dolidos de descontento
que cambian nada. Postrado.
 
Hasta donde habría llegado
si hubiese entendido en su momento
que vivir por vivir no es bueno,
que hay que vivir a lo soñado
en la fe a Dios, enmarcado,
pues él castiga los defectos,
premia con más a los perfectos.
Quién fui..? Ahora estoy desahuciado.
 
Ahora impotente ando,
en confesiones buscando del cielo  
un lugar donde dejar quiero
este suplicio que me ha acongojado;
y si dicen que el paraíso soñado
está después del sufrimiento,
con paciencia espero el cielo
aunque tenga que sufrir mucho por lo errado.
 
        *  *  *
 
Muerte..! mucho te he pensado
como camino al universo
sin dolor, sin frío, sin tiempo
lleno de lo anhelado.
Pero hasta para eso estoy marcado,
pues para morir hay que ser bueno,
no haber dado en vida un sufrimiento
ni una pena a un ser amado.
 
Hay que ser samaritano,
un voraz amante y prisionero
de principios; y un errante compañero
de Dios, en su mundo señalado;
porque ay..! de quién no ha escuchado,
ay..! del alejado de preceptos,
vivirá con la purga plena de esto,
por su vida hasta más allá de lo asignado.
 
        *  *  *
 
Mi angustia se ha enclavado
entre el pasado, el presente y el cielo,
y poco hacen ahora mis desvelos;
soy pequeño a lo incambiado.
Desgasto palabras que han quedado
escondidas entre últimos esfuerzos;
donde estoy, a donde voy en vida muerto.
Recógeme Dios... que ya he purgado.
 
Solo estoy, marchito en mi ocaso;
vano es aferrarme al sufrimiento;
de qué sirve orar en último momento
si toda una vida la he desperdiciado
en disfrutes de un mundo mundano
que destroza a futuro el cuerpo
y lo que es más, mata el alma sin consuelo
para dejarte en las postrimerías abandonado.
 
Acaba pronto mi calvario..!,
mátame Dios, te lo ruego..!,
tú que eres el Señor Supremo,
concluye... por piedad..! no aguanto;      
hasta de respirar estoy cansado,
ni se diga de mirar con detenimiento
en otros, lo que fui, lo que no pude serlo;
para qué arrepentimientos, si nada ha cambiado.
 
Cierro los ojos, y acomodado
como cadáver sobre un frío lecho
espero que detengas mi pecho,
que ultimes mis respiros vanos.
No me niegues Dios amado
la bendición, aunque es cierto
que no se borrarán mis hechos,
porque por ignorancia morimos y matamos.
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Comentarios3

  • El Hombre de la Rosa

    El suave sonido de la pluma se enamora de las letras cuando escribe tan hermosos versos amigo Ulises Capelo
    Saludos sinceros de amistad poetica
    Críspulo Cortés Cortés

  • Peregrina

    Bonitos versos,... para reflexionar sobre su dramatismo.
    Ha sido un gusto leerte.

    Saludos amistosos de

    Peregrina

  • Dolores Luna. ☾ (Anna) .

    Diría ....¡ Qué verdad !

    Saludos.



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