VIEJOS RECUERDOS DEL TIEMPO

CARLOS ALBERTO BADARACCO

 

 

A pesar de su lejanía, de su terrible partida,

a pesar de esos besos que no sentiría de nuevo,

de esos ojos extraños, de su semblante insensible,
sus largos otoños en silencio, su sabor a madrugada.

A pesar de la muerte, del extraño vacío,
de los cabellos canos y sentidos lamentos.

Ya no cabía en mi pecho una sola aflicción,

un sentido inocente, una luz tan sombría.

Yal pensar en el tiempo, en las distancias rotundas aprisionando mis pesares, mis dolores sin sueños.

Presagiando los instantes de románticos idilios
las inocentes imágenes que recorrían mi alma.

Espantado de angustia, de terrible congoja,

fueron los siniestros rastreos, los sondeos de alma

que arrancaban las penas entre silencios sin nombres.
De aquellos días no había ni un mutismo ferviente,

ni una sombra siquiera todo se había esfumado

y la penumbra doliente que se lanzaba al vacío

tampoco dejó su huella, se fue durmiendo en el tiempo

Los silencios se ataron a cobijas sin peso.

Aquella fe se fue muriendo, ha perdido su fuerza

Y como si hubiera querido renacer en el viento

hoy apenas son recuerdos que se han muerto de viejos.

 

CARLOS A. BADARACCO

3/4/13

(DERECHOS RESERVADOS)

 

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