Las horas muertas

vivalavida



Las horas muertas sabían a helado de limón.

Las cicatrices de un alma que nacía se curaban con canciones de cuna.

Las horas muertas olían a azul piscina.

Las páginas en blanco que escribían nuestro futuro, volaban con furia y casi con inocencia.

Las horas muertas eran redondas y rechonchas.

Los besos que se escapaban en suspiros locuaces se quedaban en las horas muertas.

El azúcar,la sal y el veneno, aderezaban el cemento que pisabamos, y que abrázabamos con delectación.

Las horas muertas parecen resucitar en cada tarde de verano.

¿Amanecerá alguna vez con tanto calor el sol?

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Comentarios1

  • Sara (Bar literario)

    me pregunto de todo ello
    cuál será la hora que no nos viva
    que vivamos
    hermoso tu poema
    saludoss



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