Glosas
I
Imaginate un camino
donde la felicidad
brota, junto a la verdad
que envuelve nuestro destino.
Una vereda imagino
sin que barrancos profundos
absorban esos segundos
que vivimos de alegría.
Sueño, amor, contigo un día
solos, en desiertos mundos.
II
Anhelo no ver sufrir
a los amantes secretos
que en espejismos discretos
solos, buscan el vivir.
Deseo no ver morir
la llama cuya encendida
luz transparenta mi vida
en un espejo de amor.
Quiero que emerjan en flor
mundos de verdad sentida.
III
¡Cómo vivir sin congojas,
si el mundo reclama penas!
El mundo no es de azucenas,
sino de abatidas hojas.
Y tú, rocío, que mojas
la esperanza de mi vida
encontrarás la salida,
lo sé, con el sol te irás
y de aquel amor falaz
pronto cerrará la herida.
IV
Te amo yo porque en un sueño
descubrí que me querías,
te amor porque bien decías
de la verdad y el ensueño.
Y en este mundo pequeño
de entre tantos falsos mundos,
transcurren meditabundos
tranquilos cariños viejos.
Te amor, pues por ti estoy lejos
de los dolores profundos.
V
¿Que tu cariño es incierto?
Me dice mi corazón
que no hay duda sin razón,
ni razón sin desconcierto.
Para un espíritu abierto
a los sueños errabundos,
si besos hay infecundos
en momentos de ansiedad,
si nacen de la verdad:
mas valen esos segundos.
VI
Más valen si llevan risa,
más valen si de ternura
están hechos, si dulzura
derramas de tu sonrisa.
No corro ni voy de prisa
buscando tus realidades,
busco, si, casualidades
de un tímido y fiel encuentro,
más dichas hay y van dentro
llenos de sinceridades.
VII
Y si un segundo te vi,
y si un santiamén hablaste,
terneza en mi despertaste
y una ilusión dulce en mí.
No importa que sea así,
aunque después en saudades
naufrague y ambigüedades
me opriman el corazón.
Más vale un tris de emoción
que mundo de eternidades.
VIII
Paisajes –te dije ya-
jardín, cielo y paraíso
veo en tus ojos; hechizo
que incitado mi amor ha.
Y no me doblegará
si pensando -¿en quién?- suspiras,
no porque en ciegas mentiras
se esfumaran celos rojos,
cuando hay amor en tus ojos ,
pues, en ellos, si me miras.
IX
Una canción tibia y plena:
tu voz en frágil arrullo
y el silencioso murmullo
de un beso en la noche suena.
La tétrica luna llena
brilla mientras tú me miras,
sonriendo dirás “deliras
de inequívoco deseo”.
Empero si verdad veo,
tú podrás decir mentiras.
X
No alcanza mi corazón
a tantas palabras tristes,
a la verdad que elegistes
para un amor sin razón.
Envuelta en una canción
de oscura sinceridades
se irán todas mis verdades
al lago de las mentiras.
Miénteme, amor, si me miras,
pero yo oiré verdades.
- Autor: marcos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de febrero de 2013 a las 16:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuario favorito de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.