:::::Entre la poesía y yo:::::

Algunas veces se asoma y me pregunta si soy yo
el que le punteo la espalda con la mente,
y yo, me hago un poco el loco
como quien no sabe, como quien no quiere,
entonces ella me besa
y luego tiernamente burlona se sonríe.

 

Otras tantas llega
por obra de su costumbre
de estar pendiente
de mis noches bellas y mis desvelos tristes,
de mi primavera a medias
y de mi otoño que aún no llega
(pero sé que existe).

 

Es que ella es sabia como un manzano
que deja caer su fruto
justo cuando el hambriento va pasando
pisando sus raíces.

 

Y yo soy sólo un ciudadano
orgulloso y hambriento
que sabe a veces, y otras no tanto,
que la naturaleza te da todo
lo que, para tu bien o mal, necesites.

 

Una cosa es segura,
ya sea que la busque o me encuentre,
una vez que la tengo de frente
podré decir lo que sea
pero no puedo mentirle,
basta con quedarme callado
para que me examine
y estirar la vista
y abrirme todo
para recibirle.

 

A veces es dulce,
a veces ácida,
a veces fresca,
a veces la llaman rancia
pero yo igual la trago
aunque me intoxique.

 

A veces es mía,
a veces soy suyo,
a veces somos uno
ella, yo, los vivos y los difuntos
a los que ella representa
en todo el mundo.

 

Una ocasión me dijo al oído,
por aquello de los celos
de sus fanáticos,
que soy de sus favoritos
porque puede ofrecerme
más que sólo amor o sólo llanto.

 

Conmigo saca la baraja completa
y disfruto los corazónes, las espadas y diamantes,
pero nada como un trébol
de esos raros de 4 hojas
que me regala a veces
y trae ocultos bajo el brazo.

 

Es amante mía y de muchos otros
y suele cambiar de nombre y de sexo,
y es más voluble que Dios y yo juntos.

 

Entre la poesía y yo
ya está de sobra la seducción
ella me conoce y creo que le gusto,
ella me gusta y creo que la conozco.

 

Cuando nos juntamos ella, una hoja en blanco y yo
somos unos depravados.

 

JCEM