Solos mis brazos

Un soldado que lucha en desiertos buscando la forma de llegar a tus brazos, equipado únicamente con la ilusión de encontrarte, besar tus dulces labios y con un cálido abraso, esperar que lo recibas. No pedía más, pues todo lo que enfrente me cambio la vida, pensaba en ti mientras rompía el sueño ajeno y los recuerdos que fueron nuestros me sirvieron de guía para el regreso, jamás creí que el regreso seria lo que rompería la esperanza, que volver atrás era una fantasía, que tus labios habían dado un alto a la melancolía, que tu sonrisa se había guardado en un silencio extraño, que ya no eras mía.

Fue extraño aquella tarde juntos en la que reíamos y la vida parecía un juego, fue extraño ver el sol y las estrellas y volar junto a ellas, más extraño fue aun el frio de la noche y el calor de tu cuerpo.

“No he de olvidarte” fueron tus palabras antes de la guerra. Y se fueron con el viento como hojas secas. Ahí tienes la respuesta, la respuesta que varía en cada tierra, cuyo ocaso se esconde en las tinieblas.

Cuando el silencio gobernó entre nosotros perdí la esperanza y mi mente se puso en blanco, solo mi cuerpo, solos mis brazos.