Había llegado el fulgor con su serena rutina;
entraba y tocaba todo a su paso,
como si fuera el gran propietario,
de lo que no le pertenecía.
Buscaba en llenar los cuarteles sombríos,
desvanecer la pereza que nos derrotaba,
y encantar todo lo que no nos gustaba.
Porque nunca se cansaba de hacerlo.
Lo único que le importaba era;
hacer florecer a lo que tanto tiene,
llenada de vida a su alma.
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Autor:
Kent (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 4 de febrero de 2013 a las 11:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 77
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, jorgeluisotero

Offline)
Comentarios2
Genialidad de poema amigo Kent
Saludos
Expresivo poema, con una riqueza de contenido. muy interesante haberlo leído.
un placer estimado poeta.
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