MUJER… MI AMOR ETERNO, MI REALIDAD, MI ENSUEÑO

 

Del horno de mis huesos te sacaron/

tú… carne de mi carne, varona mía,

terrón hecho de tierra en simetría.

 

Mis dedos como asada irrumpieron

allí en tu erial de cieno

e hicieron de mis ansias y las tuyas/

hermosa realidad,

un sueño, más que un sueño verdadero.

 

Te veo junto a mi, junto a mi cuerpo/

erguida como estatua/ como engendro,

en la mitad del mundo,

corriendo tras del tiempo en los segundos.

 

Quien lo diría,

que en mi linaje macho a ti te hicieran,

tú que te crees diosa y madre entera,

ignoras que en mi sangre fuiste célula,

que en mi… fuiste un embrión en primavera.

 

Quien se formó en mis ansias sin saberlo,

y al despertarme todo/ del mas profundo sueño,

ya habías nacido hembra, hermosa hembra,

producto de mi ensueño y fantasía,

de mi honda soledad y mi tristeza.

 

Llegaste a hacerme sombra,

a caminar conmigo por el huerto,

a recostarnos sobre hierba verde,

a empapar nuestras pieles de rocío,

a asirnos de la noche y el resplandor de luna,

a enredarnos fugaces por el cielo

como estrellas en celo.

 

Bebiste mis racimos y mi vino

allí en tus labios nuevos,

te amasaste en las palmas de mis manos

como pan recién hecho,

telarañas te unieron a mis dedos,

te imantaste a mi alma,

invernaste en mis poros, en mi anhelada calma.

 

Ahora me es difícil sacarte de mi sangre,

pues tú llevas mi esencia y eres polvo,

eres hueso y abono de mi tierra.

 

Y algún día andaremos como fuimos

impregnando en nosotros los senderos

de música y fragancia.

 

En aire, en brisa, en viento, en manantial, en duna,

en mi, en ti, en tu sangre… así fluyendo siempre,

creciendo hacia lo inmenso, a lo infinito/

mas allá de la muerte y de la vida,

mas allá de la vida y de la muerte.