1- UNA LUNA PERFUMADA- 2- !PERDÓN!

RICARDO ALVAREZ

1- UNA LUNA PERFUMADA

 

Años tuyos

han florecido sin mi permanencia.

Tendría que haber sentido tu crecimiento

a la altura de los racimos

antes que el sol madurara

el color en tus pequeños cerezos/

En un colgajo de uvas llegabas

a mis manos de suave piedra enmaderada,

hubieras instalado tus bodegas,

cantando en tu voz un río rojo

con las liras sonoras en mis arterias de conciencia/

 

El viento de otra época

galopó leguas al cielo de tu infancia,

pero hoy, llegó el fresco ciruelo enramado,

dejándonos color de moras campestres.

Recogimos el hilo que mide la distancia y

armamos un cuadrado ovillo de variadas estaciones

con las manos del pan recién nacido amamantado

y  una luna perfumada

rociando nuestro amor de fragancia/

 

 

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2- !PERDÓN!

 

La cruz fue blandida en pos del Espíritu Concebido.

Inició la feroz batalla con injusta desigualdad.

Al ignorante, mudo, al pensador y el decrépito.

 

De elogio, la mujer recibió flagelo.

Pensar fue su culpa. Hablar su No Derecho.

La belleza se ocultó a la sombra de un velo, y

el fémino encanto genuino, fue deshecho.

 

En decreto plagiado se mutó la palabra. En fundamento,

vocablos repetidos: prisión, culpa, castigo

de lenguas opresas y mudas por el tormento.

Respondiendo en multitud de idiomas babélicos.

¡ Perdón por haber pecado, perdón ala Santa Inquisición¡

 

El cielo invocado comprimía ideas y razones,

en estrecho espacio de tiempo se arrugó el mar rugiente.

Santos, ostias y purgatorios clavaron punzones,

en el vientre del sol, que no salía al oriente.

 

Luego llegó el escudo  blanco y rojo asesino.

Moros, infieles, ateos, negros al abrazo del martirio.

El Cristo quedó anclado en la tierra del olvido, y

la imagen de Santa Guerra se vistió por manos usureras.

 

Los muros saturados de rigor ortodoxo patético

vibraron al nombre de un Copérnico y un Galileo.

Leñadores, granjeros, guardianes de lana en buen Sacramento

encendieron la llama de aquel que habló en hebreo.

 

A que punto conduce la mísera unción en manos alquimistas,

artífices de la caza y la persecución.

¡ Dime, plagiado caballero ¡

¿ A que razón apunta tu rapaz constancia,

y que alma va en la punta de tu arpón ¿

Tienes jurisdicción, mas no Libre Albedrío.

¡ Rinde tu débil voluntad. Te ha vencido el corazón ¡

 

¡ Perdón, infelices del mundo, por el agravio del pasado ¡

En nombre de lo sagrado, la tierra fue un inframundo.

                        ¡ PERDON ¡

 

 

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  • Autor: RICARDO ALVAREZ (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de enero de 2013 a las 10:20
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 109
  • Usuario favorito de este poema: monique ele.
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