1- BAJO UN CRPÚSCULO- 2- CORAZONES DIVIDIDOS- 3- LA CALLE DE LA NEBLINA

RICARDO ALVAREZ

1- BAJO UN CREPÚSCULO

 

¡ Oh, amor ¡

Difunde en mi boca de lago ensanchada

tu amor de primavera anunciado.

Que se vayan los dolores del ultimo invierno

con su larga cola inútil de espinas.

 

Abre tus ojos sin tiempo

que aun sin verlos los reconozco.

En la multitud de los sueños viriles desechos y

en los jardines de los harenes de Venus

Llévame con tu mirada hasta la flor más salvaje y carnívora.

La espuma mas dulce que recoge tu mano de paño,

que abro mi pecho de horno y

exprimo sus dolores de marioneta

buscando en la noche tus párpados cerrados

 

Subasto mis sueños al dolor organizado

apostando al mundo de tu vida

Llévame contigo a los mares dulces del destino

aun con mis uñas de marchito y tinto

rasgando la piedra y la sangre

del ladrillo repentino de los díquenes.

 

Hazme polvo y cenizo en tu lecho de planeta.

De carne-lava, mineral y vidrio,

donde la luz refleja sus ojos de espejismo...

Guárdame mi llanto muerto inútil en tu vientre de reciclaje.

Enriquece mis sombras con tus resplandores sonrientes y

atesora mis pocos dones natos y los nulos aprendidos,

que en el día cohabitante y

el preciso instante culmine,

abriré tus muslos del diamante derivado

y nuestro siempre vivo estío amanecerá en nueve lunas

con los gérmenes inyectados bajo un crepúsculo naranja.

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2-CORAZONES DIVIDIDOS

Todo el amor era de mar sereno/

Yo te recordaba

cuando tus dulces labios me besaban/

La acera derrochaba su enero y

el curioso ojo de la parra se embelesaba/

Era de ola impetuosa tu arremetida en deseo,

al dividir la ebria espuma de mis manos en tu cuerpo/

Pechos juntos, pieles de roce/

Hábitos gemelos de incesto/

Fue el tiempo que desterramos al bracero/

Por la blanda carne entrábamos hasta los huesos,

colmadas las almas como un corpuscular jardín

de abiertos claveles mirando al porvenir/

Se anudaban los extremos,

los estómagos aliaban sus puntas/

¡Pero mujer!

El mar apartó su calma,

su continente se hizo lago amotinado/

Hoy solitarias ostras en dos riberas de alambrada,

ya la furia pasionaria enmarcó el recuerdo del alba/

En el amarillo cuadrado maltrecho

habló el opaco ladrillo

con el clamor de la pared malgastada/

El cerrado tálamo congeló las sábanas

y la cama dejó su frío destino de ruleta hastiada/

Hubo solo un adiós de momento

que no equilibró el corazón deshecho/

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3- LA CALLE DE LA NEBLINA

 

Es la avenida del espeso silencio...

Sólo las hojas cantan en la ancha claridad del aire

donde el viento envuelve su propia voz/

La vastedad se hace espacio desnudo,

algún temblor vibra la grisina de una casa

y una enredadera como alga desesperada

aferra su cuerpo a los barrotes como un nudo/

 

Yo voy flotando en la tarde libre de horario.

Nada soy si no abandono...

Abandono de mano ajena que me ha abandonado

como el fijo destino que destierra los anhelos

pero aun mi boca de agua protesta en deletreo/

A los vuelcos.-Tropiezos y giros-

Me animan los troncos espías memoriosos de besos/

Mimetizo mis pies de caracola herida a cada paso resuman música

de alarido. La acera me inclina su antiguo canto entonado/

Al fondo...

Ya nadie espera mi llegada..

Me hago del viento y el viento es brisa fuerte siempre peregrina/

Sigo con mi apagada sombra sola conmigo

y los largos silencios van ahogando mi saloma marino,

es la tarde que aprieta como desierto cinturón de  madrugada/

 

Entre los fuertes árboles de la calle sostenida

una paralela de dos brazos esforzados me sustenta.

Por detrás y delante de mí sigue constante mi sombra compañera,

para mitigar el abandono de las voces taconeo cuando caigo a cada esquina/

 A los flancos la deriva hace su espera

y la infinidad de la calle se hace gruesa avenida.

Va encerrando mi palidez de negra harina manoseada

sin que expulse su blanco puro amasijado/

Recuerdo mi antigua marcha en esta calle cuando el sol brillaba sin jaula

y la luna esculpía sonrisa cristalina, antes de

mis abandonadas manos tibias que hoy lucen gélidas de herrumbre/

Perpetua condena de iguales días/

La calle es del viento y el viento no declina,

persigue mi atlas errante de soplada lumbre apagada en fuertes brisas/

Riego de agua pesada al aceite de mis alas golondrinas/

Mis dos alas que no se amigan ni planas se enderezan

cuando mis húmedos pies transitan la niebla espesa

me voy hundiendo en cada peldaño de cadalso

perdiendo mi antigua forma de lustrosas retinas/

 

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